Muchas veces hablamos de los efectos que el alcohol o el tabaco pueden tener en el desarrollo del bebé en gestación. Hoy nos vamos a detener en los efectos de las drogas duras sobre el feto.
Ya en 1991 se publicaron estudios sobre los efectos del consumo de cocaína, y también se conocen los graves problemas que pueden causar en el feto el consumo de heroína y de otras sustancias tóxicas como el LSD.
UNA RAYA DE COCAÍNA puede matar al feto, como se ha documentado en casos de madres que consumieron a las 35 semanas de gestación: el bebé sufrió microinfartos cerebrales de forma masiva. El consumo de cocaína además puede producir un parto prematuro o desprendimientos de placenta, y sus efectos negativos son incuestionables en el desarrollo neuronal del bebé, pudiendo producir alteraciones cognitivas.
Además, la cocaína produce hipertensión y vasoconstricción,lo cual también puede contribuir a que aparezcan en el feto lesiones cerebrales (retrasos mentales, parálisis cerebrales, epilepsias, microcefalias, necrosis…).
A pesar de todos estos riesgos, el consumo de cocaína sigue siendo frecuente en determinados ámbitos entre las mujeres embarazadas.
RESPECTO A LA HEROÍNA, también tiene un efecto inmediato sobre el bebé, afectando a la formación del cerebro y del sistema nervioso. Las probabilidades de que el cerebro del bebé no funcione correctamente se multiplican con el consumo de heroína. Además, el bebé nacerá con una fuerte adicción y habrá que tratar el síndrome de abstinencia como si fuera drogadicto.
LOS PSICOTROPICOS como el LSD y sus derivados pueden producir en el bebé pseudopsicosis, alucinaciones y otros estados patológicos.
Como vemos, el consumo de todas estas drogas duras durante el embarazo pueden desencadenar consecuencias fatales durante el embarazo para la salud e incluso la vida del feto, aparte del perjuicio que causan el el adulto.