Mientras voy a casa en bicicleta a las 3 de la mañana, pienso en que “en este momento puede estar muriendo una mujer” o mientras escribo esto o cuando alguien lea esto, en cualquier momento del día, puede estar muriendo una mujer. Si, tan real como doloroso, pero hay personas que se cuestionan si es verdad o mentira que cada 18 horas muere una mujer, siempre se cuestionan las cosas cuando se trata de mujeres, y la sociedad siempre diciendo la culpa siempre es de ella ¿o no?
Leo en Facebook personas enojadas, desentendidas porque vieron a mujeres pidiendo por sus derechos, que las dejen de matar, libertad, que rompieron un patrullero que pagamos nosotros, “que lo paguen o vayan a la carcel!!” opino una mujer en una nota. Y me pregunto, si nosotros pagamos un patrullero, ¿quién paga a las mujeres que están en la trata o más bien llamadas putas? También nosotros… y nadie se queja, como dicen por ahí ‘sin clientes no hay trata’ pero… no veo a nadie gritando “nosotros pagamos para arruinarle la vida a esas mujeres, arréglenlas” hay tanta hipocresía que duele.
Desde mis 17 años me di cuenta que algo andaba mal, que todas las cosas que nos enseñaron, Estaban mal. Que decirles piropos a las chicas en la escuela, en la calle, en el boliche estaba bien “porque a ellas les gusta” pero a mis amigas al contrario les daba miedo, mucho. “mamita que lindas piernas que tenés” grito un hombre, mi amiga tiembla. No me pongo mas este short me dijo. Algo andaba mal. Nos enseñaron que “la vieja” cocinara pero no asados, lavara los platos, que levantara la mesa, lavara la ropa, limpiara, nos cuidara, trabajara por un sueldo de mierda. Que a la mujer se la deja subir primero al colectivo, que se le da el asiento. Nos enseñaron que ellas pasan gratis al boliche, a insultar “la puta que te pario” “que hijo de puta” que la puta es la mujer, que tal, tal y tal son unas putas, por cómo se visten, por cómo actúan.
Cuando todo esto que nos enseñaron nos empieza a hacer ruido, es porque querés cambiar. Hoy tengo 22 años, soy feminista, si, todas esas cosas que me enseñaron y que enseñan a los pibes y las pibas, están mal. Darme cuenta de eso me está dando un camino de igualdad y respeto. Trato de enseñar o dar el ejemplo de que el machismo está mal. Empezando porque el machismo mata y si algo mata no está bien.
De ver como un hombre se niega a pasar antes que mujer en la puerta colectivo como si se fuera a sentir menos hombre, de cómo un hombre le da el asiento a una mujer simplemente por ser mujer “yo soy hombre y puedo estar parado vos no sos mujer”.
El novio de mi amiga le dice “no nos serviste helado” y le pregunto, ¿porque nos tiene que servir porque es mujer? Palabras, acciones, ahí está el cambio.
Tantas cosas me dijeron por pensar diferente, actuar diferente. Por pensar que una mujer no es un objeto, que no es mi sirvienta, sino una persona como yo. Que tiene que tener los mismos derechos que yo. Me educaron como machista, soy feminista, cada día voy aprendiendo un poco más y creciendo un poco más. Y es tan terrible pensar que algún día pueda conocer a la mujer muerta de las noticias. Por eso me levanto cada día y trato de cambiar las cosas, con amigos, en el bondi, en el trabajo, en la calle. Por eso marcho aunque me griten “puto” marcho y soy feminista porque eso es amor, el feminismo es amor. Amor a la mujer, amor hacia el otro. Soy hombre, si, ojala conociera a muchos hombres feministas, conozco pocos y sé que son pocos, realmente solo por Facebook.
Si, a mi no me da miedo decir que soy feminista, miedo me da pensar en que en este momento pueda estar muriendo una mujer»
Emanuel Herre, lector de Diario Digital Femenino quiso compartir esta reflexión con nosotrxs y con ustedes. La publicamos