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Los programas de prevención del tabaquismo en jóvenes de la industria tabacalera

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Una estrategia global para evitar políticas efectivas de control de tabaco

A pesar de la aparente corrección política de las campañas de prevención dirigidas a jóvenes de la industria tabacalera, existe evidencia suficiente que indica que este tipo de programas son ineficaces para reducir el tabaquismo. 

De hecho, las acciones de Responsabilidad Social Corporativa de la industria tabacalera son una herramienta de gran utilidad para proteger su negocio y obstaculizar la sanción de leyes de control de tabaco que incluyan medidas que sí son efectivas, tales como la implementación de ambientes 100% libres de humo de tabaco en lugares cerrados de acceso público, el aumento de impuestos al tabaco y la prohibición completa de publicidad y patrocinio.

Dentro de los programas de prevención en jóvenes desarrollados por la industria tabacalera en América Latina se pueden identificar:

  • Programas de «prohibición de venta a menores» (con sus diversos componentes que abarcan desde campañas dirigidas a quiosqueros, promoción de leyes de edad mínima de venta en los parlamentos nacionales y rotulado de edad mínima de venta en los paquetes de cigarrillos). En Argentina, como en varios países del mundo, la industria tabacalera desarrolló estos programas que fueron llevados adelante con el aval de organismos gubernamentales, ONG y otras instituciones y fueron acompañados por la presentación de un proyecto de ley nacional de prohibición de venta de cigarrillos a menores de edad en 2008.
  • Programas «educativos escolares», en general dirigidos a docentes para que dicten capacitaciones a los niños, niñas y adolescentes sobre prevención del tabaquismo en el ámbito escolar. En nuestro país fue introducido el programa escolar «Yo tengo P.O.D.E.R» (Propósito, Orgullo, Determinación, Entusiasmo, Responsabilidad), financiado por la industria e implementado por una asociación civil sin fines de lucro. Este tipo de programas se centran en enseñar a los jóvenes a resistir la presión de los pares y elegir estilos de vida saludables. Sin embargo, no hacen referencia al daño que provoca el consumo de tabaco en la salud, ni a la naturaleza adictiva de la nicotina, ni al rol de la industria tabacalera.
  • Campañas de comunicación, dirigidas en general a los padres. En Argentina se implementó en diversos medios de comunicación la campaña «Menores sin humo», financiada por la industria tabacalera y llevada adelante por organizaciones de la sociedad civil. Campañas de este tipo fueron evaluadas en otros lugares del mundo probándose ineficaces para reducir la iniciación; incluso se consideró que podían estimular el consumo de tabaco en los jóvenes ya que no sólo no abordan los efectos nocivos del acto de fumar sino que lo presentan como una «decisión de adultos».

Los programas de prevención dirigidos a quiosqueros para evitar el acceso de los menores a los productos, lograron presencia en nueve países a finales de los ´90 (Puerto Rico, Paraguay, Colombia, Brasil, Uruguay, Costa Rica, Ecuador, Argentina y Perú). No existe evidencia que indique que estos programas hayan reducido el tabaquismo en los jóvenes, aunque sí han logrado el objetivo de la industria de posicionarse como una empresa responsable y evitar o desalentar legislación eficaz de control de tabaco.

En Argentina el tabaco es la principal causa de morbi-mortalidad evitable. Casi 9.000.000 de argentinos y argentinas fuman. Además, el consumo de tabaco produce más de 40.000 muertes anuales y se gastan más de 20.000 millones de pesos en tratar las enfermedades causadas por el tabaco, sin contar los costos económicos por discapacidad y pérdida de productividad laboral.