Buenas noticias que fueron posibles gracias a VOS
Los padrinos son los colaboradores más importantes con los que contamos para sostener nuestros proyectos. Gracias a ustedes, podemos brindar un acompañamiento cercano, integral y profesional. Aquí hacemos un breve recorrido por estos 10 años de camino compartido. Para recordar, agradecer y seguir construyendo oportunidades juntos.
Una mesa rodeada de niños escucha atentamente a Ceci, maestra del flamante Programa de Alfabetización Escolar (PAC). Está explicando la fotosíntesis. De repente, se abre la puerta y aparece un joven de unos treinta años. “Uy, perdón por interrumpir”, dice. “No pasa nada –responde Ceci–, estamos viendo la fotosíntesis”. Al joven se le ilumina la cara y dice: “Mirá vos, yo sé de ese tema”. En seguida, agarra una tiza, se para frente al pizarrón y empieza a explicar el proceso.
Ese joven fue una de las primeras personas que encontró en la Fundación un lugar para desplegar su capacidad de entrega y para vincularse con los demás a la misma altura, como uno más. Fue nuestro primer donante mensual, el primer padrino.
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Al principio, los padrinos se fueron sumando por el “boca en boca”. Familiares, amigos, compañeros de oficina y conocidos escuchaban nuestras buenas noticias sobre el PAC, los pibes de la Juegoteca o las mamás de Economía Social. Lo que vivíamos día a día en el barrio era evangelio vivo que queríamos compartir con todo el mundo. El sueño de ponernos al servicio del otro se estaba haciendo realidad y necesitábamos ayuda para poder llevarlo a cabo.
En el camino fueron apareciendo manos providentes y generosas. Nuestro primer gran donante fue la Orden de Frailes Menores (los franciscanos). La Casa de Jóvenes Hermano Francisco, comunidad de la cual surgió nuestro sueño original, nos regaló una casa en desuso para aprovechar las instalaciones. La “casita del fondo”, luego de un poco de mantenimiento, se transformó en un multi-espacio con una biblioteca, consultorios psicológicos, un aula, depósito, ropero, baño y recepción.
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En el año 2011, cuando la casita empezó a sentir algunas limitaciones, llegó la segunda gran donación material: la construcción de las aulas y los baños exteriores. Luis Oyuela, presidente de Bautec, donó una parte de la obra. Lucas Petracchi, arquitecto y amigo de la Casa de Jóvenes, hizo los planos y se sumó ad honorem. Gracias a esta obra, incorporamos seis aulas, tres salones de usos múltiples, dos baños y un depósito nuevo.
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La Fundación ensanchó sus espacios y pudo recibir más vida. En la actualidad, somos 43 empleados rentados, 90 voluntarios y 300 familias que participan en 16 programas de educación, trabajo, salud, vínculos familiares, vivienda, arte y justicia. Abrimos de lunes a sábados en Mariló (Moreno) y en Ejército de los Andes (Tres de Febrero). Nuestro objetivo es acompañar a las familias de una manera personal, profesional e integral y, para eso, necesitamos pilares que sostengan la estructura.
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LOS PADRINOS SON LA PATA MÁS FIRME DE LA MESA QUE PREVIENE QUE TODO SE VENGA ABAJO.
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Hoy estamos pasando por una situación financiera difícil. Muchos padrinos, atravesados por distintas complicaciones económicas, tuvieron que retirar su aporte mensual. Esto es un golpe duro para nuestro presupuesto. Las donaciones recurrentes son el pilar que sostiene a una organización cuando un convenio, acuerdo o proyecto de recaudación se cae o no alcanza los objetivos buscados. Los padrinos son la pata más firme de la mesa que previene que todo se venga abajo.
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Llegamos así a estos primeros 10 años de vida, con algunas preocupaciones pero con muchas buenas noticias para agradecer. Una de ellas sos vos. Querido padrino, querida madrina, gracias por sostenernos con tu esfuerzo, generosidad, entrega y confianza. Las puertas de la Fundación están siempre abiertas para que vengas con tu familia y tus amigos. Te invitamos para seguir construyendo una comunidad al servicio del otro.
Un fuerte abrazo de parte de toda la Fundación Franciscana.
