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¿COMO AFECTA EL ABUSO DE DROGAS y Y ALCOHOL A LA FAMILIA?

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El consumo de drogas en la familia desemboca en ciertas situaciones no deseables para ninguno de los miembros.

En este artículo describiré unas cuantas.
La familia es algo así como armar un edificio de juguete sin manual de instrucciones.

Agresión

Las investigaciones muestran que el abuso de drogas no es un factor de riesgo en sí mismo. Sin embargo, el abuso de sustancias nocivas puede potenciar otros factores de riesgo.

Donde hay riesgo de violencia o abuso infantil, el abuso de drogas puede incrementarlo, causando pérdida de control, disminución de las inhibiciones y memoria y atención deficientes.

Desatención

Los drogadictos desatienden frecuentemente a sus hijos, desde sus necesidades físicas hasta las emocionales y cognitivas.

Relaciones sexuales

Ciertas fuerzas internas estabilizan a la familia con uno o varios miembros drogodependientes:

Sobrecompensación

Un progenitor abusa de sustancias y el otro legitima la adicción (“No molestes a papá: ha consumido de nuevo”.).

Relevo

Un progenitor usa drogas y el otro se vuelve funcional durante un tiempo; luego recae en depresión o ansiedad y fuerza al adicto a un estado de sobriedad de corta duración.

Sustitución

El padre consume y los hijos revierten los papeles, convirtiéndose en padres entre ellos y para el padre.

Pérdidas

La familia sufre múltiples pérdidas debido a la muerte por abuso de sustancias, accidentes y crímenes.

La familia se centra en el dolor que han padecido, y sin embargo continúa aceptando el abuso de sustancias.

Negación

La negación acerca de la forma de actuar de los drogodependientes puede provocar que los pequeños problemas se conviertan en grandes antes de que la familia reaccione.

La resolución de problemas es defectuosa

Las soluciones están focalizadas en el corto plazo, y frecuentemente no funcionan a largo plazo. Están diseñadas sólo para estabilizar el sistema momentáneamente.

Los miembros de la familia pueden evitar los pequeños problemas para guardar fuerzas que les harán falta durante el próximo episodio que provoquen las drogas o el alcohol.

Estructura

Los patrones de caos y desorganización continúan. Las rutinas diarias no existen, los niños no tienen una hora estable de levantarse y acostarse, comidas, tareas del colegio, ocio…

Los hábitos familiares no se mantienen: una noche los miembros de la familia cenan juntos y la otra cenan a escondidas porque el padre ha bebido o no está; una noche un adolescente es un adolescente y debe someterse a la autoridad de su padre y la próxima noche el adolescente debe ir a buscar a su padre, que está borracho o detenido.

De esta forma, las rutinas familiares mantienen el abuso.

Las líneas entre uso y abuso son difusas. Durante las vacaciones, los niños se emborrachan o se drogan con un pariente adicto. Los padres gastan el dinero de los regalos en drogas y se arruina la Navidad de nuevo.

La transición de niño a adolescente y a adulto es difusa, y los hijos no crecen siguiendo las etapas naturales de desarrollo.

Comunicación

Cuando los miembros de la familia están bebidos se les muestra afecto, luego beber no está tan mal. Los miembros de la familia proporcionan consejos contradictorios, como proteger al adicto y a la vez señalar que hasta que no quiera dejarlo nada se puede hacer.

Se desarrolla una comunicación distorsionada y la familia enseña a sus hijos a no hablar del abuso para no dirigir sus frustraciones hacia él, a no hablar de cuestiones dolorosas para evitar provocar la rabia o explosiones emocionales intensas.

Empatía

Las drogas pueden jugar un papel relevante en la cercanía o el distanciamiento entre los miembros de la familia.

Éstos pueden compartir su uso para estar cerca unos de otros.

Unirse al consumo puede ser una forma de crecer o de ascender en la jerarquía familiar. Los padres no pueden ayudar a sus hijos a etiquetar sus emociones porque se sienten igual que ellos y enseñan a sus hijos a negarlas y reprimirlas.

Los adolescentes pueden reaccionar al consumo de los padres consumiendo ellos otra droga, o bien empezando a venderla como una forma de superar su indefensión como hijos de adictos.

El entorno familiar drogodependiente es una auténtica trampa para cualquier persona. Es por eso que se hace totalmente necesario un abordaje integral y multidisciplinar que permita desmontar una estructura que se sostiene en la adicción.