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​Julián, sinónimo de logros

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Llegó a Aldeas Infantiles SOS Oberá cuando todavía era un niño de 7 años. Desde pequeño tenía grandes ambiciones.

Julián llegó a Aldeas Infantiles SOS Oberá cuando todavía era un niño de 7 años. Siempre llamó la atención por su compromiso con el estudio, su curiosidad, sus ganas de aprender cosas nuevas. Desde pequeño, al pensar en su futuro, tenía grandes ambiciones.

En el colegio sobresalía por su actitud y dedicación, y siempre tenía excelente notas. Pero no se preocupaba solamente por el estudio, actividad que se le presentaba, actividad en la que participaba. Así fue como de adolescente comenzó a practicar atletismo y pronto ingresó al equipo estable.

Allí también sobresalía, y las competiciones lo tuvieron en dos oportunidades como campeón nacional. Julián estaba feliz con sus logros, pero más feliz lo ponía el conocer personas y lugares nuevos. Los viajes siempre estuvieron cerca para él. En ese entonces ya tenía dos hermanos viviendo fuera del país. Su hermana, que había estado en Noruega, se encontraba haciendo su carrera universitaria en Estados Unidos; su hermano hacía lo mismo en Costa Rica.

Pero el estudio y la actividad física tampoco agotaban su curiosidad. También había lugar para las expresiones artísticas, y Julián comenzó a bailar tango. Durante un tiempo tomó clases de esta danza tan característica como compleja, mientras aprendía a tocar la guitarra.

Hasta que en el 2014 hubo un gran cambio en su vida. Julián fue seleccionado entre muchos postulantes para realizar una preparatoria universitaria en Colegios Unidos del Mundo, una organización estudiantil que promueve el intercambio cultural entre estudiantes de todo el mundo. Pasó tres años en Noruega, estudiando y conviviendo con jóvenes de países muy diversos, conociendo culturas y costumbres distintas.

Allí aprendió inglés, tan importante para su futuro como para comunicarse con sus compañeros, tuvo clases de distintas disciplinas científicas y también artísticas, como talleres de teatro. A su vez participó de actividades comunitarias: repartió juguetes en hospitales y escuelas, y visitó centros de cuidado de adultos mayores. Esto lo motivaba.

Estos fueron años muy intensos para Julián. Años de vivir tan lejos de casa, en un clima tan ajeno, con costumbres distintas, conviviendo con personas tan diversas. Pero años de mucho aprendizaje, de conocer algo nuevo todos los días, de confiar en sí mismo.

Ya Julián tiene 21 años; en 2017 concluía su beca, y Julián tenía que tomar una decisión. Quería estudiar kinesiología, aplicó para obtener una beca en Methodist University de Carolina del Norte, Estados Unidos, y esto también lo consiguió. El pasado 11 de agosto se tomó un avión y cruzó el Atlántico. Lo esperan nuevos aprendizajes, nuevos lugares, nuevas costumbres. Lo espera el futuro.