Inicio ONG's Conocé a Patricio y Antonio, cuidadores de Aldeas Infantiles SOS Argentina

Conocé a Patricio y Antonio, cuidadores de Aldeas Infantiles SOS Argentina

513
0

Estos dos grandes hombres desde su rol aportan otra mirada, otra forma de entender el cuidado de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que forman parte de nuestros programas

En Aldeas Infantiles SOS Argentina tenemos cuidadores. Patricio en Luján y Antonio en Córdoba, hace poco más de un año que son responsables de una casa en cada predio. Esto es una verdadera novedad, ellos son los primeros en ocupar un lugar que históricamente ocuparon mujeres. Desde su rol aportan otra mirada, otro estilo, otra forma de entender el cuidado de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que forman parte de los programas de Aldeas Infantiles SOS. Cada uno con su forma de ser, con sus características, lo hace realmente muy bien.

Patricio, profesor de arte, siempre compartió con niños y adolescentes. Su experiencia como docente lo llevó a animarse a semejante responsabilidad de hacerse cargo de una casa en Luján. «Es otra cosa, acá estás al ciento por ciento: tenés que estar pendiente a toda hora, todos los días. Cansa, pero es un trabajo muy gratificante. Y al fin y al cabo, el que aprende es uno», dice. Se nota en su hablar que su trabajo lo apasiona, que deja todo en él.

Antonio es chef, por lo que rica comida en su casa no va a faltar nunca. Viene de Bolivia, y muchas veces trae a la casa costumbres totalmente desconocidas para los chicos. «Intento darles siempre lo mejor, y que conozcan nuevas cosas, que amplíen sus gustos. Y al mismo tiempo yo conozco nuevas comidas de acá también», dice Antonio.

En una sociedad que cuestiona cada día más algunos estereotipos de género, darles lugar a hombres para que ocupen esos espacios de cuidado es un paso importantísimo. «Al principio fue algo novedoso, hubo un tiempo que me decían tía», cuenta Antonio. Pero esa falta de costumbre fue cediendo, y hoy los dos son muy queridos en cada una de sus casas. «Me parece que la presencia masculina es necesaria. Que un niño solo tenga la figura femenina no es asemejado a la realidad», reflexiona Patricio.

Ya hace más de un año que están, y lo que en principio fue una prueba, terminó siendo un éxito. No sólo los niños con los que viven, sino todos sus compañeros y compañeras en las aldeas los aprecian mucho.

Son los primeros, pero seguramente vendrán más.