Inicio Iglesias INTENTAN SILENCIAR A PASTORES QUE CONVIERTEN MUSULMANES AL EVANGELIO EN REPÚBLICA CENTROAFRICANA

INTENTAN SILENCIAR A PASTORES QUE CONVIERTEN MUSULMANES AL EVANGELIO EN REPÚBLICA CENTROAFRICANA

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La República Centroafricana, cada vez, es más violenta para toda persona que profesa la fe cristiana. Los pastores Jean-Eric Vogbia y Gilbert Bogolo y sus iglesias fueron víctimas de los ataques extremistas de los militantes Seleka. Sufrieron por causa de Cristo, pero saben que en el cielo les espera la recompensa.

El pastor Vogbia perdió a su hijo mayor en el ataque de los extremistas. Los primeros disparos de fusil y las explosiones de granada estallaron cuando aún era de madrugada. Muchos aún dormían, incluyendo al pastor Vogbia y su familia. A las 4am, las detonaciones se intensificaron y acercaron a la familia del pastor. Su esposa, hijos y otros parientes huyeron al complejo familiar.

«Cuando mi hermano y yo estábamos a punto de abandonar el vecindario, fuimos detenidos por dos militantes de Séléka que estaban armados. Uno de ellos, parecía conocernos, me dijo en árabe: ‘El Dios al que sirves ya te ha salvado. Sigue adelante’.», expresa Vogbia.

Cuatro horas más tarde, el teléfono del pastor sonó y una voz le dijo: “Estamos en tu casa. Destruimos todo y hemos incendiado el complejo”. El hijo mayor de Vogbia estaba estudiando y no sabía lo que había ocurrido.

“El chico fue asesinado. No lo planeamos, pero como te extrañamos, tuvimos que matarlo”, le dijeron los extremistas por el teléfono al pastor. “Estábamos aterrorizados”, manifiesta Vogbia.

Asimismo, el pastor Gilbert Bogolo estaba a cargo de una iglesia que albergaba a más de 500 fieles cada domingo pero los mismos militantes Seleka incendiaron su iglesia. Ahora, el templo está rodeada de plantas silvestres pero aún se siente la presencia de Dios.

«Nos aterrorizaron las detonaciones de armas automáticas. Mi familia y yo nos quedamos adentro todo el día, orando y esperando que la situación se calmara. Mientras miraba por encima de la valla, vi a militantes de Séléka disparando al azar a la gente que pasaba.”, recuerda Bogolo.

Las condiciones de vida en el campamento eran espantosas. Las personas estuvieron expuestas al calor, la lluvia torrencial y los mosquitos. No había suficientes baños o agua potable para todos, detalla Bogolo.

«Pero una noche, mientras oraba, tuve una visión: una voz que me decía: ‘No te preocupes, no te preocupes’. Desde entonces me llené de paz y recuperé la fortaleza para alentar a otros.”, manifestó Bogolo.