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Nació con su padre en la prisión, pero llegó a la elite de la música

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Le decían “de tal palo tal astilla”. Pero Lucas Velázquez demostró que no tenía por qué seguir los caminos de su padre. Estudió, se esforzó, superó los límites que algunos le imponían por ser de un barrio humilde, y hoy termina su carrera en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, uno de los más prestigiosos teatros de Opera del mundo.

El portal Infoabae dio a conocer la historia de un joven que nació con su padre detenido por robo. Papá aparecía y desaparecía de la casa.Siempre vivió con su madre en el Bajo Flores, un humilde barrio de Buenos Aires, en frente de donde se instaló un colegio musical del Gobierno de la Ciudad con un proyecto de inclusión que le cambiaría la vida. A los 12 años se anotó y conoció la música.

Y más áun. Cuando tuvo en sus manos un contrabajo fue como amor a primera vista, no quiso probar otro instrumento, reconoció en una entrevista a Radio Nacional.

Pero no fue fácil para Lucas querer crecer en la música. Lo veían en el barrio y decían que no saldría distinto a su padre.

Tuve que ocultar, tuve que mentir, para no ser estigmatizado. Como cerrarme y no poder contar las cosas que me pasaban, porque sentía que me podían juzgar”, dijo en la entrevista con Radio Nacional.

Al año y medio de comenzar, como parte del proyecto Orquestas Infantiles y Juvenilesdel Gobierno de la Ciudad, un estupendo proyecto de inclusión y arte, tuvo la oportunidad de participar de una beca musical en Alemania.

Alemania le abrió camino a horizontes impensados, aunque en su casa la difícil situación hacía que sus hermanos desayunen en comedores comunitarios. En ese contraste habría de apostar Lucas a ser músico.

Pocos años después de la experiencia alemana falleció el papá de Lucas. Lo que tenía para decir en su velatorio lo dijo interpretando a Bach. Con la música, como le dijo a Infobae, todo lo que sentía fluía.

En el barrio, otros prejuicios. Que la música no da de comer, y que el tipo de música que aborda Lucas, es para gente de plata. Su mamá misma, como explica Lucas con la intención de cuidarlo, intentaba desalentarlo, ya que ellos no podrían costear una formación con viajes, instrumentos, etc.

Pero Lucas se esforzó y apostó a lo más alto: el instituto de formación del Teatro Colón. Ingresó con un inmenso esfuerzo, y tras una primera mala audición. Se grababa, corregía, y volvía a intentar. Solo. ¿quién podría costear clases particulares?

Pero ingresó. Con su contrabajo prestado, de origen chino cuando sus compañeros cursaban con algunos 20 veces más caros y de más prestigiosas casas.

Los profesores del proyecto y en el Colón fueron como “segundos papás” para Lucas, siempre lo apoyaron, en la música y en la vida.

Le quedan algunas materias en el Instituto, y actualmente está buscando aprender alemán para intentar postularse a una beca. Espera sí poder conseguir un contrabajo propio para poder viajar con él e incluso hacer algunos trabajos.

Lucas busca seguir volando alto con la música. Con esfuerzo y prudencia, va dando grandes pasos. Los estigmas, ya los venció. Nada parece imposible para él.