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En la Amazonia, el Papa advirtió que sus aborígenes y la tierra están amenazados

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Francisco, durante el colorido encuentro.
PRIMERA ESCALA DE SU VISITA A PERÚ
Lo dijo en un encuentro en Puerto Maldonado con los pueblos originarios ante la explotación indiscriminada de los recursos naturales y el atropello a los nativos. Los indigenas le manifestaron que son «supervivientes de muchas crueldades e injusticias».

En su primer día de actividad oficial en suelo peruano, desde Puerto Maldonado, la puerta de la Amazonía, uno de los grandes pulmones del mundo y gran espacio de biodiversidad, el Papa Francisco advirtió ayer que “probablemente los pueblos originarios amazónicos nunca hayan estado tan amenazados en sus territorios como lo están ahora” como consecuencia de la explotación indiscriminada de los recursos naturales y los atropellos a los pueblos originarios. En ese sentido, Francisco destacó la defensa del hábitat y las condiciones de vida de los aborígenes, al señalarles que  “si, para algunos, ustedes son considerados un obstáculo o un ‘estorbo’, en verdad, con sus vidas son un grito a la conciencia de un estilo de vida que no logra dimensionar los costes del mismo”.

No fue el único toque de atención que hizo ayer el pontífice a partir de su llamado a la preservación de los recursos naturales. Porque luego, en Lima, durante el encuentro en el Palacio de Gobierno con el presidente Pedro Pablo Kuczynski y representantes de la sociedad civil, Francisco pidió “estar muy atentos a esa otra forma — muchas veces sutil— de degradación ambiental que contamina progresivamente todo el entramado vital: la corrupción. Cuánto mal le hace a nuestros pueblos latinoamericanos y a las democracias de este bendito continente –exclamó- ese ‘virus’ social, un fenómeno que lo infecta todo, siendo los pobres y la madre tierra los más perjudicados”. Al tiempo que reclamó “una mayor cultura de la transparencia entre entidades públicas, sector privado y sociedad civil”.

Tras su arribo a Lima el jueves procedente de Iquique, Chile, y la recepción multitudinaria y entusiasta que le tributaron a su paso por las calles en el papamóvil, Francisco inició ayer la jornada con un saludo desde el balcón de la Nunciatura Apostólica, donde pernocta, a numerosos peruanos que se habían congregado y lo aclamaban. Luego, partió a Puerto Maldonado, donde se encontró primero con los pueblos originarios en el Coliseo Regional Madre de Dios. Unos 4.000 aborígenes ataviados con su colorida vestimenta le dieron una cálida bienvenida con danzas típicas.  Además, en un gesto de aprecio, le pusieron al pontífice una fina faja y una vincha, tejidas con hebras de llamativos colores, que el Papa mantuvo durante todo el encuentro.

Antes de sus palabras, representantes de los pueblos originarios le dieron descarnados testimonios. Por caso, Héctor Sueyo y Yésica Patiachi de la comunidad Harakbut le dijeron que “somos los supervivientes de muchas crueldades e injusticias. Nuestros hermanos indígenas de varias regiones de la Amazonia sufren por las explotaciones de nuestros recursos naturales. Muchos foráneos invaden nuestros territorios: los cortadores de árboles, los buscadores de oro, las compañías petroleras, los que abren trochas para abrir caminos de cemento. Entran a nuestros territorios sin consultarnos y nosotros sufriremos mucho y moriremos cuando perforen la tierra para sacar el agua negra metalizada, sufriremos cuando envenenen y malogren nuestros ríos convertidos en aguas negras de la muerte”.

A su turno, el Papa dijo que la Amazonia “es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que dirigen su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales. Por otra parte, la amenaza contra sus territorios también viene por la perversión de ciertas políticas que promueven la ‘conservación’ de la naturaleza sin tener en cuenta al ser humano y, en concreto, a ustedes hermanos amazónicos que habitan en ellas”. Además, Francisco también advirtió que tan importante como el riesgo que corren las especies animales y vegetales, es el que corren las culturas autóctonas. Y condenó la trata de personas,  un delito muy común aquí.

Posteriormente, el Papa tuvo un encuentro para toda la población en el Instituto Jorge Basadre, ocasión en la que arremetió contra el maltrato a la mujer. “Duele constatar cómo en esta tierra, que está bajo el amparo de la Madre de Dios, tantas mujeres son tan desvaloradas, menospreciadas y expuestas a un sinfín de violencias”, dijo. Señaló que “no se puede ‘naturalizar’ la violencia hacia las mujeres, sosteniendo una cultura machista que no asume el rol protagónico de la mujer dentro de nuestras comunidades”. Y subrayó que “no nos es lícito mirar para otro lado y dejar que tantas mujeres, especialmente adolescentes sean ‘pisoteadas en su dignidad”.

Más tarde, Francisco visitó el hogar de chicos huérfanos “El Principito”, en lo que constituyó un emotivo encuentro en el que los chicos le cantaron y Jorge Bergoglio, en un tono intimista, dijo que era consciente del dolor que sienten por la ausencia de sus padres y los alentó a abrirse paso en la vida formándose porque “la sociedad los necesita”. Finalmente, almorzó con los representantes de los pueblos de la Amazonia en el Centro Pastoral Apaktone para luego volver a Lima, donde previo paso por una capilla, se dirigió al Palacio de Gobierno para su encuentro con el presidente y los referentes de la sociedad civil.

En su discurso, el Papa formuló un llamado a la unidad de los peruanos, muy divididos por el indulto que el primer mandatario le otorgó en Navidad al ex presidente Alberto Fujimori –condenado a 25 años por gravísimas violaciones a los derechos humanos- a cambio de los votos en el Congreso para evitar su destitución en una causa por corrupción. Allí también arremetió contra la explotación indiscriminada del suelo, al señalar que “la minería informal se ha vuelto un peligro que destruye la vida de personas; los bosques y ríos son devastados con toda la riqueza que ellos poseen”. Y ante estas problemáticas pidió “escuchar, reconocer y respetar a las personas y a los pueblos locales como interlocutores válidos”.

Francisco estará hoy en el norte, en Trujillo y mañana presidirá la misa que se presume muy multitudinaria en Lima para luego regresar a Roma.