Inicio Internacionales “Nadie me podrá arrebatar a Venezuela, porque decidí construir mi futuro aquí”

“Nadie me podrá arrebatar a Venezuela, porque decidí construir mi futuro aquí”

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Grandes cualidades a sus cortos 23 años de edad cautivaron la atención de empresas extranjeras que le invitaron a hacer vida fuera de Venezuela, sumida en una crisis humanitaria sin precedentes. Eligió quedarse y hoy lidera una extraordinaria cruzada por reconstruir el país

Anhela un “país normal”, uno en el que no necesite trabajar quince días para pagar un almuerzo en la calle, o en el que no tenga que hacer cola para comprar dinero en efectivo… Uno, donde sus compañeros de edad no deban pensar en huir, sino en construir, como él, emprendimientos de todo tipo, impulsados por el liderazgo innato tan propio de quienes saben mezclar cerebro y corazón para ver oportunidades donde el resto ve solo crisis.

Es internacionalista. Estudió en la Universidad Santa María, en Caracas y actualmente coordina una plataforma llamada “¡Pana, Vota!”, algo curioso en una sociedad donde la participación en procesos electorales viciados se han devaluado tan rápido como la moneda.

Su organización juvenil tiene la dura tarea de promover la participación ciudadana, “principalmente entre jóvenes”, aclara, en los procesos electorales venezolanos, los cuales son cada vez más seguidos pero también cada vez menos confiables.

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Es coordinador además del proyecto “Fábrica de Ciudadanos”, de la organización no gubernamental Brigadas Azules, una interesante ONG que busca “crear sectores de progreso, reconciliación y movilidad social” en Venezuela. El equipo, integrado por estudiantes y profesionales, trabaja en el desarrollo y ejecución de programas de impacto comunitario.

Actualmente preside la red de egresados del Diplomado de Liderazgo Político de la Universidad Metropolitana de Caracas (Unimet). Esto fue lo que contó Carlos Carvajal en entrevista exclusiva con Aleteia.

¿Cómo hacen para “construir ciudadanos”?

A través de talleres formativos, por medio de los cuales buscamos que el ciudadano caiga en conciencia de cuál es nuestro rol protagónico en toda esta crisis que está atravesando nuestro país.

Una fábrica de ciudadanos implica darles herramientas a nuestros vecinos para que puedan llevar su día a día con un enfoque de cambio y mejoramiento continuo del entorno, al tiempo que ejercen con responsabilidad su ciudadanía.

Es decirles a los venezolanos que se están haciendo cosas buenas en nuestro país y que realmente podemos crear esa ‘Venezuela normal’ que todos queremos.

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Pero entonces apunta más que todo a discurso…

No. Apunta hacia acciones. Por ejemplo, vamos teniéndolas en distintos entornos, con ciudadanos de los diferentes estratos sociales, con la finalidad de poder vincularlos a las distintas organizaciones en las que puedan ejercer un rol protagónico para que juntos podamos construir ciudadanía e impulsar un país de progreso.

Hay quienes creen necesaria una invasión, el accionar directo de una nación extranjera o la aparición de un mesías político que represente de inmediato un cambio. Hay quienes creen en los comicios y quienes sostienen que es un fraude. ¿En qué deben creer los ciudadanos, según su óptica?

Yo estoy plenamente convencido de que la democracia es tan importante que no se le puede dejar solamente a los partidos y dirigentes políticos, sino que nosotros los ciudadanos debemos asumir ese rol de responsabilidad real en la construcción de todo cuanto merecemos.

¡No podemos delegarle el futuro y el presente de nuestro país a algunas facciones que simple y llanamente son ajenas! Los venezolanos somos quienes debemos construir esa democracia que tanto anhelados y tanto queremos, y eso está sucediendo.

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Coinciden en cambiar el discurso, desde la visión derrotista hacia la de esperanza. ¿Cuál es su llamado en este aspecto?

Efectivamente, tenemos que decirle a la gente las cosas buenas que, a pesar de todo, siguen sucediendo en nuestro país. Tenemos que dejar de contagiar desesperanza y decepciones. Tenemos que más bien empoderarnos a nosotros mismos y empoderar a los demás ciudadanos en que ese país posible pasa porque nos creamos el cuento de que de verdad con expectativas reales y metas tangibles podemos construir esa nación que queremos. ¡Dejemos de contagiar desesperanza y contagiemos el optimismo!, convencidos de que esa Venezuela normal la podemos crear desde nuestro rol de ciudadanos.

Usted adelanta una cruzada para sembrar optimismo y esperanza en el país ¿Desde cuándo le surgió el liderazgo de asumir la tarea de formar a otros jóvenes y llamarlos a “activarse”, mientras tantos apuestan por sentirse derrotados?

Creo que eso comenzó el primero de marzo de 1994, cuando nací. Creo que toda esta crisis nos ha llevado a muchos jóvenes a darnos cuenta de que ¡Venezuela es un país por el cual vale la pena apostar y por eso seguimos aquí!

Más allá de ver lo hermoso que es el piso del aeropuerto de Maiquetía (por donde han volado varios de los más de 4 millones de venezolanos hacia otras tierras en busca de un futuro mejor), es un sinónimo de despedida. A nosotros nos toca más bien transformar ese suelo en un sinónimo de bienvenida; de retorno a todos esos primos, a todos esos hermanos, familiares y amigos que han tenido que irse no por decisión propia, sino por necesidad, a otro país hasta convertirlo en su hogar.

Creo que ese liderazgo lo tenemos muchos venezolanos, muchos jóvenes que estamos plenamente convencidos de que sólo trabajando vamos a poder reconstruir el país.

¿Por qué decidió quedarse?

Porque yo creo firmemente en Venezuela. Y estamos creando espacios de ciudadanía, así como las condiciones para diseñar la realidad que queremos vivir. Me quedo en Venezuela porque estoy firmemente decido a tener aquí mi futuro, a tener aquí mi familia. ¡Y nadie me va a poder arrebatar este país! Y no descansaré hasta volver a verlo normal, porque sé que como yo somos muchos, somos la mayoría quienes queremos y podemos lograrlo.

¿Y qué les dice a los que ya están arreglando sus maletas?

Que simple y llanamente más allá de su decisión, recuerden que aun cuando se vayan del país, el país no se va de ellos. Seguirán representando a Venezuela en otras fronteras. Y van a ser necesarios, como lo son hoy, para construir ese país del mañana y esa nación que desde ya estamos construyendo aquí.

Fotos tomadas de la web de Brigadas Azules (brigadasazules.com)