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Filipinas: la vida continúa en Marawi

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CC BY-NC-ND/Lyne Grace Vergara/CICR

El conflicto que se extendió a lo largo de cinco meses en la ciudad de Marawi, en el sur de Filipinas, afectó a cerca de trescientas mil personas. La mayoría de ellas huyeron de sus hogares y se vieron forzadas a vivir en centros de evacuación o en casas de familiares. Muchas perdieron el contacto con sus seres queridos. Tras declararse el cese de las hostilidades, algunos residentes de Marawi retomaron sus actividades cotidianas.

En octubre de 2017, el Gobierno filipino declaró el fin de los enfrentamientos armados en la ciudad de Marawi, Lanao del Sur. Las fuerzas gubernamentales y los combatientes del Estado Islámico Ranao lucharon arduamente durante cinco meses, y las cicatrices de estos enfrentamientos se reflejan en la ciudad.

  • Los residentes de Marawi que no pueden regresar a sus hogares se han alojado en las casas de familiares o en centros de evacuación de ciudades vecinas.
    CC BY-NC-ND/Maria Jessa Mama/CICR
  • Sadiarah, de 75 años de edad, cuidaba a su nieta, que tenía tan solo tres meses, cuando se vieron obligadas a huir del enfrentamiento que estalló en Marawi. Desde que se desató el conflicto, no hubo un solo día en el que no deseara regresar a casa. Ahora que lo peor terminó, Sadiarah pasa el tiempo haciendo dormir a su nieta y anhela que pronto puedan valerse por sí mismas.
    CC BY-NC-ND/Mary Therese Norbe/CICR
  • Tratando de volver a la normalidad, estos niños —desplazados a causa del conflicto—juegan “sipa” en un centro de evacuación en el pueblo de Saguiaran, Lanao del Sur.
    CC BY-NC-ND/Maria Jessa Mama/CICR
  • Una mujer gana un poco de dinero extra en el centro de evacuación de Saguiaran gracias a la venta de verduras cocidas a sus compañeros evacuados. A veces, recibe alimentos enlatados a cambio de la comida que cocina.
    CC BY-NC-ND/Sheryl Lorenzo/CICR
  • Sarah, de dieciséis años de edad, se refugió en el arte, donde encontró contención y amigos. Hace bocetos en sus cuadernos e, incluso, en el interior de la carpa de lona donde vive. Cuando otros niños ven los dibujos e historias de Sarah, le piden que dibuje para ellos y se animan también a narrar sus propias historias.
    CC BY-NC-ND/Abigail Garcia/CICR
  • Hadji Ali Mama, de 63 años de edad, se entretiene jugando con los juegos del teléfono inteligente. Su esposa falleció mientras estaban en el centro de evacuación. Hadji Ali expresó que prefería cuidar de sus nietos en lugar de amargarse por su viudez. Afirmó que eso es lo que hubiese querido su esposa, también.
    CC BY-NC-ND/Maria Jessa Mama/CICR
  • Jóvenes adolescentes conversan sentados en los peldaños de la municipalidad de Saguiaran, refugio temporal de evacuados.
    CC BY-NC-ND/Lyne Grace Vergara/CICR
  • Una niña entra a una mezquita junto con sus padres.
    CC BY-NC-ND/Lyne Grace Vergara/CICR
  • Los alumnos retoman las clases en el Instituto de Ciencia y Tecnología Ranao. El conflicto destruyó los edificios educativos en Marawi, lo cual afectó el acceso a la educación de muchos de sus jóvenes.
    CC BY-NC-ND/Lyne Grace Vergara/CICR
  • Los residentes de Marawi hacen todo lo posible para recuperarse, a la espera de volver a la vida que tenían antes.
    CC BY-NC-ND/Cristita Canoy/CICR