Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas”, queremos hacer llegar nuestra cercanía y oración a tantas personas que sufren y cargan con el dolor de una adicción, ya sea propia o de un familiar. ¡Cuando las drogas entran en la vida de una persona, entran en la vida de toda la familia! ¡Cuando las drogas entran en la vida de una persona, sufrimos todos!
Día a día se acercan a nuestras comunidades y nos encontramos con ellos en los barrios de la patria, hermanos y hermanas que buscan ser escuchados, recibidos y acompañados, cargando con el dolor de la vida herida y descartada por una sociedad que produce cada vez más adicciones, pero mira para otro lado en la búsqueda de soluciones. A cada uno de nuestros hermanos y hermanas en consumo, a cada uno de sus familiares y amigos, a cada uno de los hermanos y hermanas que viven en lo cotidiano el deterioro de la vida marcada por las drogas, les decimos que nos duele su dolor y nos desafía a trabajar para que nuestros espacios eclesiales sean lugares en los que la vida se recibe, se va a buscar y se acompaña creando esperanza. ¡Cuenten con nosotros!
Nos parece oportuno renovar nuestro llamado a la sociedad, en su conjunto, a trabajar en una respuesta integral que atienda la complejidad de la problemática. Las adicciones no son un problema individual sino colectivo, y es desde lo colectivo que tenemos y podemos buscar los caminos para salir de esta larga noche en la que nos encontramos como Pueblo. La escuela, el club, la parroquia, el centro vecinal, los dispositivos de salud, los lugares de trabajo y tantas otras instancias presentes en la vida cotidiana y concreta de los muchachos y muchachas que crecen y viven en los barrios, pueden hacer mucho si se deciden a hacerlo y cuentan con el apoyo de un Estado que quiera dejar de estar ausente.
En este día y en este tiempo en el que en nuestra patria se está poniendo en tela de juicio la vida misma, desde la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones queremos renovar nuestro compromiso de ¡acompañar toda la vida y toda vida! Desde nuestra pastoral cotidiana vemos, con asombro, cómo mujeres y niños, y tantos otros que habiendo caído en las adicciones, renacen a la esperanza cuando se las recibe, se las cuida y se camina junto a ellas. Vemos cómo madres, después de una larga historia de drogas, se reencuentran con sus hijos y reconocen en ellos la fuerza para salir adelante.
Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia
Conferencia Episcopal Argentina