El pueblo de Israel estaba cautivo.
Dios siempre fiel a su forma de comunicarse, lo vemos hablando a su pueblo para convencerlos de sus pecados, instruidos en cuanto a qué y cómo hacer para restaurar la comunión que se rompió. Luego les habla del consuelo que trae la bendición de la obediencia.
Los capítulos 52 y 53 vienen a ser parte de la consolidación: El Mesías. Dios enviará al que restaurará la comunión con su pueblo escogido, pero también habrán otros, los gentiles, nosotros, que seremos incluidos en esa restauración.
Isaías 52:15 «así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.» Los judíos serían los encargados de llevar las buenas noticias al mundo. Y así fue.
El cap. 53 muestra claramente el desprecio que el Hijo de Dios iba a soportar y el rechazo que su mensaje iba a provocar entre la gente. Nos muestra la enorme decisión de Dios de someter a Jesús a la más baja condición; la del hombre.
También dice la Escritura que se vació a sí mismo para que su sacrificio hiciera lo que estaba en el corazón de Dios: Quitar los pecados del mundo y cargarlos sobre sí mismo en la Persona de su Hijo Jesús. Es tan grande el amor que Dios tiene por sus criaturas, que está dispuesto a pasar por alto sus pecados, perdonar y restaurar la comunión que tenía antes de cometer el pecado de la desobediencia. Hoy, puede ser el día que marque un antes y un después en tu vida. Acércate a Dios a través de Jesucristo. Acepta la Salvación que Él te ofrece. Cree y serás Salvo.
