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BANGLADESH: UN GOLPE BAJO

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Desde Agosto de 2017, una organización asociada con OM está enviando equipos una o dos veces al mes a los campos de refugiados en Cox’s Bazar donde aprox. 700.000 rohingyas han escapado de la violencia en Myanmar. El ejército les pidió ayuda para la distribución de alimentos, jabón y sombrillas para protegerlos del abrazador sol del verano y las lluvias monzónicas que están llegando. La ayuda llega a unas 1000 familias. Miembros del equipo protegen a los niños del sol, les cortan las uñas, los peinan y oran en silencio. Así los niños se sienten amados y considerados.

Sabemos que podemos hacer poco, pero Dios nos llamó para que hagamos algo”, dijo el Pastor Saul*, coordinador del programa. “Cuando oramos: ‘Venga tu reino, en la tierra como en el cielo’, ¿qué pedimos? ¿Hay hambre en el cielo? ¿Hay personas sin hogar en el cielo? No. Si como cristianos oramos esta oración, debemos actuar. La oración sola no basta.”

La socia de OM planea una presencia a largo plazo en los campos y las comunidades aledañas. Sophía*, una de las personas que trabajan en la oficina cerca de Cox’s Bazan, se unió a la distribución en Abril. Ella sintió la presencia de la esperanza en los campos, pero también mucho temor a medida que la temporada de los monzones se acerca.

Todo lo que están construyendo ahora podría destruirse en las próximas semanas”, comentó. Existe un temor real de que los refugios temporales “sean derribados por las fuertes lluvias y vientos; que las rutas se vuelvan intransitables y familias sean separadas por los desplazamientos de tierras, las letrinas rebasen, se corte el acceso al agua potable y las enfermedades se extiendan.”

Las ONGs están distribuyendo kits para hacer más seguros a los refugios e implementando planes para mejorar los drenajes, así como un sistema de identificación para niños en caso de que sean separados de sus familias. Ora por la socia de OM mientras tramita un permiso para trabajar allí. Ora también por la salud y seguridad del pueblo rohingya ante el peligro de las lluvias estivales y que conozcan el amor del Padre que los ve en medio de la tormenta.