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Argentina: La Iglesia que se pedía excluir, ahora parece más necesaria

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Marko Vombergar-ALETEIA

En tiempos de crisis, la ayuda tiene que llegar primero a los que más lo necesitan.

Durante meses en la Argentina no cesaron de circular las encuestas en la que se exigía que la Iglesia no participe del debate público sobre el aborto. Pedían su exclusión diputados, senadores, ministros, periodistas, etc. Muchos pusieron en marcha incluso una campaña de separación total de Iglesia y estado. Con excepción de los comentarios críticos sobre su participación, los medios de comunicación de alcance nacional, con muy pocas y honradas excepciones, la ignoraron, y despreciaron los aportes que católicos que se expresaban como tales realizaron, subestimando las expresiones en Misas, en las calles, sobre todo desde Buenos Aires hacia el interior del país.

Pero ahora, pasado el debate y mientras la crisis de la moneda pone de manifiesto una inflación que crece mucho más que los salarios, la misma Iglesia que se pedía excluir del debate público parece ser un actor decisivo para palear las consecuencias sociales de la crisis económica.

Por eso fue convocada a través de Cáritas por el Ministerio de Desarrollo Social y por distintos organismos del gobierno nacional y de los gobiernos provinciales a mesas de trabajo sobre la asistencia ante la emergencia. Y los mismos medios de comunicación que cuestionaban comentarios de obispos meses atrás, ahora vuelcan su mirada sobre lo que los obispos responsables de Cáritas y de la Pastoral Social tienen para decir.

No es cierto que para el gobierno de la provincia de Buenos Aires o del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación la Iglesia aparezca recién ahora en escena, en los momentos más críticos. Nunca ha dejado de ser un actor muy importante para la asistencia a los más pobres. Y por lo que hemos sabido, siempre que los obispos con puestos de responsabilidad han tenido algo que decir en público y en privado han tenido la oportunidad de hacerlo. Y han sido frecuentemente consultados e informados.

Las expresiones coyunturales que distintos obispos o representantes de organismos de la Conferencia Episcopal han realizado manifestando preocupación, lamentablemente, no son nuevas. Indistintamente del color político de quien ejerce el poder siempre que han tenido que alzar la voz lo han hecho. Por eso tampoco es cierto que la Iglesia tenga que ser equiparada a un movimiento social que es convocado a trabajar en conjunto en momentos de crisis. Ni que la Iglesia sea oposición; tampoco es ni fue oficialismo.

Lo que sí es cierto, y en línea con lo informado recientemente por Aleteia, es que la asistencia que desde meses se adeudaba para el Pequeño Cottolengo Don Orione de Claypole comenzó a llegar a destino. Desde febrero, la gran obra de la Familia Orionita fundada por el mismo san Luis Orione no recibía los fondos que le correspondían y que le eran imprescindibles para funcionar.

En tiempos de crisis, la ayuda tiene que llegar primero a los que más lo necesitan. Y en ese sentido, incluso quienes se desgarraban las vestiduras al oír de la Iglesia en torno al debate del aborto, confían en ella.