Inicio Religión EL EVANGELIO ESTÁ LLEGANDO A TRIBUS EN EL AMAZONAS

EL EVANGELIO ESTÁ LLEGANDO A TRIBUS EN EL AMAZONAS

1587
0

Cinco guerreros de la tribu de destrozadores de cráneo caminaron 10 días a pie desde un pueblo en las profundidades de la selva amazónica porque querían encontrar a alguien que les hablara sobre el Hijo de Dios. No sabían que había alguien allí. Por supuesto, el Espíritu Santo los estaba guiando. 

Estos hombres pertenecían al grupo Yanomami, considerado entre los destrozadores de cráneo más feroces en todo el Amazonas, en el área de Hakoma, la cual aún no había sido alcanzada por el Evangelio. Unos misioneros informaron que por la noche los demonios poseían a los hombres de la aldea, pues golpeaban a sus esposas y les abrían la cabeza con garrotes.

Después de un viaje de 10 días, en setiembre de 2012, los cinco guerreros llegaron a un pueblo donde vivían dos cristianos brasileños, Paul y Bethany, que aprendieron la lengua de los pobladores y tradujeron el Nuevo Testamento. Los guerreros llegaron a la culminación de una reunión en la iglesia local.

Los misioneros reconocieron inmediatamente a los temibles destrozadores de cráneo. Estaban vestidos con taparrabos, armados con arcos, flechas y dardos mortales. “¿Nos van a matar?”, se preguntaban todos. Para sorpresa de la congregación, los cinco guerreros pasaron al llamado de arrepentimiento junto con otros 32 nuevos creyentes.

Paul y Bethany invitaron a los guerreros a su casa. Los hombres explicaron el motivo de su visita: «Estamos cansados ​​de vivir de la manera en que siempre hemos vivido. Nos hemos estado drogando y hemos matado gente. Queremos vivir una vida diferente. Alguien nos habló sobre el Hijo de Dios, ¿saben quién es Él?».

Paul les habló del Dios Creador: el Padre, Jesús el Salvador y el Espíritu Santo. «Vimos sus ojos brillar con todo lo que dijimos», contó Paul. Después de varios días, Paul le pidió a un piloto que llevara a los hombres de vuelta a su pueblo. Antes de irse, los hombres suplicaron a Paul y a Bethany que vinieran pronto a su aldea para hablarles más sobre Jesús.

Pasaron los meses y recibieron noticias de que miembros de aquella tribu habían exterminado a un pueblo entero de otros yanomamis y que meses después habían asesinado a 46 mineros. «A fines de 2013, fuimos en busca de esta gente. Muchos dijeron que ‘era suicidio’, pues ‘eran demasiado peligrosos'», contó Paul. «Teníamos mucho miedo, pero decidimos confiar en Dios».

Se adentraron en la selva. De pronto estaban rodeados de hombres, mujeres y niños, armados con arcos y flechas, cerbatanas y dardos venenosos, pero también con mucha ropa de los mineros que habían matado 18 días antes. Paul tomó una foto rápida, pero se olvidó apagar el flash, los nativos levantaron sus armas de manera amenazante. Parecía ser el fin.

Entonces una voz gritó desde la multitud: «¡Deténganse! ¡Deténganse! Hoy no es día de muerte». Otro gritó: «No les hagan daño. Estos son los que dicen que hay un verdadero Creador». De la multitud salieron los cinco guerreros que habían pasado al llamado el año anterior. Entonces, los otros nativos empezaron a retirarse.

Los guerreros condujeron a los 15 misioneros a un lugar con una multitud esperándolos, y se turnaron para predicar. «Todos quedaron tan sorprendidos por lo que escucharon que comenzaron a cantar el mensaje de ida y vuelta, su forma tradicional de difundir noticias», recordó Bethany.

«Día y noche la gente se arrepentía. ¡Más de 400 destrozadores de cráneo se entregaron a Cristo!”, testifica Paul. “Elegimos a los 5 guerreros como los líderes en la fe». Hubo un seguimiento regular con los creyentes cada año. En el 2017, el mensaje de Jesús había llegado a 4600 personas en 21 aldeas remotas. «Los guerreros están haciendo lo que nosotros no podemos. Estamos viviendo un verdadero avivamiento en el corazón de la selva», concluye Paul.

(*) Imágenes referenciales

(*) Con recursos de God Reports