Fue un cuento chino”, decían unos. “¿Ya se fue?”, preguntaban asombrados otros. El barco venía cargado de promesas. Dicen que recorre el Caribe prestando servicios de salud pero en nuestras costas, después de una ceremonia de bienvenida dispensada por la Armada venezolana, duró lo que un suspiro en la puerta de un colegio. Por qué esa visita de médico, frase que alude al poco tiempo en que ancló? Por demás, no hay noticias de casos atendidos. Muchos cabos que intentaremos atar.
Este sábado arribó al Puerto de La Guaira, estado Vargas, el Buque Hospital chino “Arca de la Paz”. Lo precedía una impresionante lista de 500 camas, 35 unidades de cuidados intensivos y 12 quirófanos.
“Sus equipos permiten atender problemas cardiovasculares, ginecología, odontología, oftalmología, pediatría y medicina interna, entre otros”, rezaban las notas de prensa que el gobierno distribuía.
“Bienvenidos. Sigamos estrechando nuestros lazos de amistad y cooperación, para la paz” -escribió Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, en su Twitter- y precisó que la visita de este buque hospital “también se inscribe en una operación defensiva estratégica”.
Pero se toparon con un problema: la estrategia de China en América Latina no es la estrategia de Maduro con China. Los asiáticos tienen el bobo bien lejos y, cuando el gobierno venezolano intentó ideologizar el asunto adelantando que las comunas –organizaciones vecinales de marcado ventajismo oficialista- serían las encargadas de asignar los cupos para el acceso al buque, zarparon con la excusa perfecta: están en gira y deben recorrer todo el Caribe.
China quiere presencia en América Latina y, hábilmente, le coloca un barniz de “buena voluntad”. Pero quiere contactos con la región, no con los gobiernos. Para muestra un botón, baste decir que han recibido a mandatarios del continente sin distingos por sus simpatías políticas o adscripción ideológica.
El presidente argentino, Mauricio Macri, fue recibido en China, también el de Brasil, Michel Temer, igual Pedro Pablo Kuczynski, de Perú. Otra cosa acariciaba el Foro de Sao Paulo. Como también salivaban pensado que China respaldaría a sus gobernantes en el continente por el sólo hecho de militar en las izquierdas. Pero no, otorgan préstamos. Las “ayudas”quedaron en el pasado, en aquellos tiempos de la Guerra Fría cuando Cuba recibía sustento de la Unión Soviética. Hoy prestan y exigen pago.
Este recorrido del buque-hospital por las costas de América permite a China acentuar su presencia. Pero hay otra lectura. No cabe duda de que satisface, eso sí, la ansiedad del régimen de Maduro al ser manejado como un gesto que demuestra la alianza de China con Venezuela. Mensajes para la vitrina. Pero la ruta a cumplir es por todo el Caribe en una especie de ofensiva geopolítica que apunta hacia la penetración económica y comercial, no militar, lo que marca otra diferencia con los procederes de antaño.
Llama la atención, eso sí, que el gobierno venezolano, sistemáticamente, haya negado la existencia de una crisis humanitaria y permanezca herméticamente cerrado a la asistencia en alimentos y medicinas, mientras recibe con honores militares a un buque chino que llega justamente ofreciendo lo que “no hace falta”.
Pero, hasta ahora, China se maneja con cautela y parece estar dejando claro que con ellos no funciona la manipulación político-ideológica. Como decimos en criollo, de esa cabuya* tienen ellos un rollo. Tal vez por eso no dan señales, solo hacen muecas.
*Palabra cabuya de origen caribe que designa la fibra o cuerda.
