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Saúl Craviotto tras su estancia en Mozambique: “Este viaje ha sido una cura de humildad”

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Como embajador de Manos Unidas

  • Saúl Craviotto ha compartido tiempo y ocio con muchos de los 1200  estudiantes de la Escuela de Secundaria rural y del internado de la Misión de María Inmaculada de Amatongas.
  • Para Craviotto este periplo ha sido una experiencia que jamás olvidará.

A primeros de este mes de octubre, el piragüista Saúl Craviotto viajó con Manos Unidas a Mozambique, en el que ha sido su primer viaje como embajador de la ONG.

Durante algo menos de una semana, el triple medallistas olímpico español ha podido conocer el trabajo que Manos Unidas y los hermanos del Sagrado Corazón llevan a cabo en la misión de Amatongas donde los altos índices de pobreza hacen muy difícil que un elevado porcentaje de los jóvenes puedan recibir la educación necesaria para poder encarar el futuro con garantías de éxito.

Para Craviotto, que por su actividad deportiva ha viajado a numerosos países, este periplo ha sido una experiencia que jamás olvidará. “Este viaje ha sido una cura de humildad. Me ha hecho valorar mucho más nuestra vida y las comodidades de nuestro día a día”, asegura el deportista.

El deporte aleja a los chicos de un entorno hostil

Saúl Craviotto ha compartido tiempo y ocio con muchos de los 1200 estudiantes de la Escuela de Secundaria rural y del internado la Misión de María Inmaculada de Amatongas. Con apoyo de Manos Unidas, los religiosos del Sagrado Corazón se esfuerzan en poner en marcha actividades educativas y deportivas que, como señala el campeón olímpico, “promueven valores como la tolerancia, el esfuerzo, el respeto y el compañerismo a la vez que alejan a estos chicos del entorno hostil de su día a día”.

En Mozambique, entre otras actividades, el piragüista español ha inaugurado una pista deportiva, ha conversado con los jóvenes estudiantes, se ha unido a los cantos y bailes para celebrar el día de la paz y ha participado en la elaboración de la comida para los estudiantes y el personal de la misión.

Craviotto se trae de vuelta a España la satisfacción de haber podido conocer a personas “que tienen lo justo para vivir y, sin embargo, comparten todo lo que tienen con una alegría de vivir admirable”