Algunos creen que las características médicas y de monitoreo de la salud serán las que llevarán a los chips implantados al mercado.
Los expertos admiten que, hasta ahora, lograr que los humanos adopten los implantes de microchip ha sido difícil de vender. Muchos cristianos los rechazan debido a la preocupación de que podrían ser un preludio a “la marca de la Bestia” que, según el capítulo 13 de Apocalipsis, será “una marca en su mano derecha o en su frente”.
Pero el “punto de inflexión” de la comercialización de chips implantables, según The Atlantic, vendrá “cuando sean tan útiles que sean difíciles de rechazar; cuando sus beneficios superen nuestra ansiedad hacia ellos. Podría suceder antes de lo que piensas”.
En este momento, miles de personas en países como Alemania y Suecia ya han optado por recibir un implante de chip para hacer transacciones financieras más fáciles. Sven Becker, director de “I am Robot”, dijo a Euronews que entre 2.000 y 3.500 personas en Alemania se han implantado un microchip debajo de su piel “como un sustituto de las tarjetas de acceso al gimnasio, la oficina y la casa”.
Pero algunos creen que las características médicas y de monitoreo de la salud serán las que llevarán a los chips implantados al mercado.
Kayla Heffernan, investigadora del departamento de informática y sistemas de información de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Melbourne, dijo a The Atlantic que las personas ya están acostumbradas a poner dispositivos en sus cuerpos.
“Los marcapasos son cirugía de rutina. La cirugía plástica es menos tabú ahora”, dijo Heffernan. “Cientos de miles de cuerpos estadounidenses ahora contienen implantes cocleares, dispositivos intrauterinos (DIU), estimuladores nerviosos, articulaciones artificiales, barras implantables para el control de la natalidad y más allá. Así que a medida que nos sentimos más cómodos con esto, los ‘insertables’ se vuelven más aceptables”.
En Suecia, pionero en lo que se conoce como “biohacking” (agregar dispositivos cibernéticos a los seres vivos), hasta 4.000 personas se han implantado microchips, por lo general para funciones de conveniencia, esencialmente convirtiendo sus manos en tarjetas de crédito sin contacto y tarjetas de claves. Los microchips se inyectan en la parte posterior de la mano entre el pulgar y el índice.
Pero hay más que solo cristianos que se oponen a la tendencia del biohacking El sitio web Futurismo lo llama una “pesadilla para la seguridad digital”.
Además de ser vulnerable a los piratas informáticos, un chip implantado en su cuerpo significa: “Podrían rastrear dónde se encuentra, cuánto tiempo toma para almorzar todos los días o cuántas veces fue al baño si el chip fue escaneado por un lector”, escribe Futurismo. “Y la opción de no participar en este tipo de recopilación de datos es mucho más complicada cuando se le implanta un chip en los tejidos corporales. Si desea salirse de la red incluso de la forma más pequeña, puede dejar su billetera en casa. pero quitar un microchip es un poco más complicado”.
