El gobierno colombiano permitió que una iglesia cristiana construya templos en campamento de los exguerrilleros de las FARC. La meta es que estas personas puedan acercarse a Jesucristo.
Por más de la mitad de un siglo Colombia luchó contra la presencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un grupo paramilitar clandestino que durante décadas cometió delitos de secuestro, asesinato y tráfico de drogas para tratar de mantener un plan de despliegue ideológico del régimen comunista.
Según un informe de Gospel Mais, con el fin de la autoproclamada «guerrilla revolucionaria marxista leninista», los miembros de la organización, muchos de los cuales se alían por sesgos ideológicos y necesidades económicas, pudieron exponerse al público, saliendo de los bosques a zonas territoriales de transición. 
Con eso surgió la oportunidad para que se lleve el Evangelio de Jesucristo a esas personas, muchas de las cuales son ateas. Una iglesia de Bogotá, llamada Avivamiento, fue la primera en construir templos en las llamadas «zonas de transición»; lugares donde los exguerrilleros acampan, intentando comenzar una nueva vida.
A pesar de que ya se han hecho antes trabajos evangelísticos con los integrantes de las FARC, esta sería la primera vez que se construye un templo en la región. La iniciativa también encontró apoyo en los ex integrantes de la FARC. «Algunos decidieron que querían una iglesia, y yo creo que es importante oírlos», dijo Marina Giraldo, líder de la zona de transición.
El templo en Mariana Páez, terminado en mayo de este año, es el primero que se ha construido en las 26 zonas de transición. Se planea levantar templos en todas las zonas de transición. “Estoy feliz de tener (a Cristo) de vuelta en mi vida”, dijo Cristian, quien creció en una familia cristiana, y se unió a las FARC a los 13 años de edad. Hoy es el conserje de la iglesia.
Además de la oportunidad de salvación espiritual, los exguerrilleros también reciben apoyo social, ofrecido por los hermanos en Cristo. «La iglesia nos ha dado herramientas para cosechar alimentos y para criar mejor a nuestros hijos», dijo Wilmer Pérez, uno de los exguerrilleros.
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