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A nuestros voluntarios ¡32 mil gracias!

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Dicen que “el agradecimiento es la memoria del corazón” y el último Huellas del año es una buena “excusa” para recordar y valorar de manera especial a uno de los pilares esenciales de nuestra misión: las voluntarias y voluntarios de Cáritas. Más de 32 mil personas de todas las edades que ofrecen, día a día, su tiempo, sus conocimientos, su capacidad de escucha y, sobre todo, su amor incondicional.

Los voluntarios desarrollan su servicio silencioso en las Cáritas de las capillas, parroquias y diócesis de todo el país. Son conscientes que todos tenemos algo para brindar a los demás y encuentran en Cáritas el lugar donde canalizar esa convicción. Llevan la Buena Noticia de Jesús a los corazones desesperanzados y, con su testimonio, contagian la alegría de servir a los demás. Recorren los barrios y conocen a las familias más necesitadas por nombre y apellido. Saben sus historias, sus dificultades y acompañan sus esfuerzos por transformar la realidad de exclusión en que viven.

En cada Colecta Anual, los voluntarios son grandes protagonistas y motores de esta movida solidaria. En uno de los videos de la campaña suelen describir con sencillez y gratitud qué significa Cáritas para ellos [ ver el video Aquí ]. También nos comparten el servicio particular que llevan adelante y qué los impulsa a realizarlo. Así conocimos, por ejemplo, a Nadia, Loreley y Gastón, quienes brindan apoyo escolar en Cáritas Parroquial Santa Rosa de Lima (Rafaela, Santa Fe).

Junto a los  más chicos

“Llegué a Cáritas por mis ganas de colaborar, de devolverle a la comunidad las oportunidades que Jesús me dio a mí”, expresa Nadia y Loreley agrega que, mientras estaba con su hijo en catecismo, “pasaron por el curso explicando qué hace Cáritas y me enteré del apoyo escolar. Yo venía trabajando con familias sustitutas en Santa Fe mientras estudiaba allá, así que me interesó muchísimo. Una de las coordinadoras era nuestra catequista, hablé con ella y me incorporé”. Gastón es docente y decidió colaborar “porque puedo aportar mi tiempo para que los chicos vayan progresando en su educación y ayudarlos a superar dificultades”.

En distintos puntos del país existen grupos de Cáritas, donde adolescentes y jóvenes encuentran un lugar donde reunirse, compartir sus preocupaciones y sueños con otros chicos de su edad y, en muchos casos, transformar su vida. Raúl y José, coordinadores del grupo de Cáritas Joven en el Barrio 2 de Abril (Lomas de Zamora, Buenos Aires) describen, con emoción, cómo impacta en los jóvenes participar de estos espacios.

“Los cambia mucho, explica José, hay jóvenes que nos dicen que antes de estar en Cáritas Joven, se levantaban y vivían en la calle, volvían a la noche a la casa. Hoy estudian, trabajan, están más con la familia, se van alejando de la calle. Nos dicen que ahora tienen la necesidad de reunirse y charlar entre ellos”. Por su parte, Raúl remarca: “me gustaría decirle a los jóvenes que se sienten solos, que creen que todo está perdido, que se acerquen a estos grupos, que van a ser bien recibidos y van a ser escuchados”.

Acompañar a nuestros mayores

Irene, Mirta y Elisa son voluntarias de Cáritas parroquial Santa Clara (Jujuy), donde los sábados, domingos y feriados, ofrecen almuerzos y acompañamiento a los abuelos que están solos y no tienen recursos. Un servicio de amor para uno de los sectores más vulnerables de la sociedad. “Tratamos de conversar con ellos, preguntarles cómo están, visitar a los enfermos. Más que nada, ver las necesidades que tienen”, explica Irene.

Afortunadamente, no están solas en esta tarea ya que varios jóvenes de la parroquia los ayudan a preparar y servir las mesas. “Sería lindo que se sume más gente que pueda prestar, aunque sea su tiempo, para escuchar al otro”, reflexiona Elisa y Mirta afirma que ser voluntario “es hermoso, yo siempre digo que sería lindo que fuera contagioso, como una enfermedad”.

Estos ejemplos se multiplican por todos los rincones del país. En cada parroquia, capilla o centro comunitario, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, ponen su corazón a disposición de quien más los necesita. Con alegría y sencillez. Convencidos que la solidaridad empieza por dar. A todos y a cada uno en particular, un ¡muchas gracias! enorme y que María de Luján, Patrona de Cáritas, los siga bendiciendo en su vida y su labor.

Boletín Huellas de Esperanza