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No es no, y en Argentina está despertando

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Kat J, Unsplash / mujer agredida

No es una moda. Hay una laxitud hacia la denigración de la mujer que no es de ahora.

Casos de abusos y violaciones se dan a conocer en el país, y las noticias cruzan fronteras. Pañuelos verdes y pañuelos celestes. Discursos álgidos, llenos de dolor y de violencia. Llantos desgarradores. Chicanas políticas. Reclamos por derechos. Igualdad desigual. Mediciones sobre quién es el más fuerte. Lo políticamente incorrecto que reclama un sector de la sociedad con media verdades… ¡Esto es el clima en Argentina!

Desde el martes 11 de diciembre, se dio pié a la discusión mediática sobre el resonado caso Juan Darthés – Thelma Fardín. El mismo legitima las denuncias de, al menos otras dos o tres mujeres, de las cuales la más expuesta fue la actriz Calu Rivero. En la noche del jueves 13, se conoció la denuncia penal de una empleada del Congreso de la Nación que habló del abuso sexual que sufrió por un Senador nacional. Al día siguiente, un legislador provincial de La Campora (agrupación que representa a la ex mandataria Cristina Fernandez de Kirchner), y una serie de acusaciones que salen a la luz.

No es una moda

Hay una laxitud hacia la denigración de la mujer que no es de ahora. Es producto de años. Sobretodo de lo que llamamos la “tinellización de la TV” y me explico: Marcelo Tinelli, un periodista deportivo devenido en conductor televisivo, productor ejecutivo, dueño de empresas dedicadas a generar programas de consumo masivo, hizo del prime time un burdo espacio de desprestigio a la mujer. Lugar donde todos los candidatos a Presidente del país pasaron durante la campaña del 2015 para ser expuestos ante los televidentes.

“Cada vez que miras a Tinelli se suicida un libro”, reza un meme que, de tanto en tanto, publico en mis redes sociales. La cosificación de la mujer en ese programa es tal, que hoy se podía ver videos de varias escenas ¿humorísticas?… ¡Digamos! donde llevaban a mujeres actrices “tontas” (según el mito popular argento: “rubias taradas”). A quienes le decían que estaban grabando un programa cultural y de pronto el supuesto conductor invita a un grupo de masculinos a expresar su arte. Acto seguido, todos los hombres, incluido el conductor se despojan de sus ropas, quedan absolutamente desnudos ante los ojos de la mujer que entra en un estado de shock. Para los televidentes con sus partes difusas, para la mujer tal como Dios los trajo al mundo. Y sin pudor alguno.

Las mujeres que pasaron por esa situación, entraban en un estado de alteración nerviosa, de incomodidad y de vergüenza. Estos depravados, que protagonizaban una broma de muy mal gusto televisada, eran aplaudidos por hombres y mujeres como algo gracioso. Hoy algunos de ellos conducen programas de TV y se muestran defendiendo a la mujer. Esto no es nuevo en Argentina donde supimos tener a Jorge Porcel y Alberto Olmedo, dos misóginos seriales a quienes se los aplaudía como capocómicos.

Tinelli fue por más, hizo concursos de chistes sexuales. Expuso a mujeres semidesnudas a las cuales él mismo les cortaba las escasas prendas para “sugerir más”. Hizo que la cultura del “macho” creciera como natural. Y la sociedad fue acallando las voces de las víctimas. “Dejá si tu marido te pega, aguantá por sus hijos” (en argentino, para que se entienda mejor el tono). La escalada violenta contra la mujer se fue reflejando en muertes de mujeres en manos de hombres que eran sus parejas.

De golpe nos convertimos en un país que habla de femicidios. Y primero fue el ex campeón mundial de boxeo, Carlos Monzón. Después, Fabián Tablado un chico que mató a su novia de 113 puñaladas por celos. Más tarde el músico Eduardo Vázquez, quien le prendió fuego con alcohol a su esposa. Ahora Juan Darthes, los dos políticos y hasta hace unos días un joven de 24 años, hijo de una fiscal que creyó que por ser “hijo de” podría engañar a la justicia. Pero está preso por violar a una joven.

En menos de 5 días, los llamados al 144, línea gratuita de asistencia y prevención de violencia de género, creció 1240% gracias a que se visibilizan estos casos. Mayoritariamente movilizados por mujeres que se identifican con el pañuelo verde. Piden aborto legal, gratuito y seguro. Se dicen progresistas de izquierda. Algunas de ellas cristianas y evangélicas, que responden a dogmas de las iglesias protestantes históricas. Un colectivo que está a favor de los derechos para todas las personas por igual, pero que cuando se cruzan con alguien que piensa diferente pueden llegar al linchamiento. No me terminan de representar como mujer. Tampoco los extremos de los pañuelos celestes. 

Quiero un mundo mejor, procuro de lo que mi depende, el bienestar de todas las personas. No me gustan las violencias. Ni las de un acosador que vulnera a una persona; ni las de agrupaciones que generan violencias.

Creo que en algún punto, Argentina está despertando. Siento el compromiso férreo de apoyar a las víctimas, acompañarlas en el dolor, en la visibilización de sus situaciones cuando cada una lo elija y en la lucha del #NoEsNO, de respetar los límites. Para que verdaderamente podamos, como sociedad, tratarnos con dignidad. En todos los sentidos y en especial, en el de respetar la vida.

Me permito citar la letra de un tango dice:

Hoy resulta que es lo mismo

Ser derecho que traidor,

Ignorante, sabio, chorro,

Generoso, estafador.

Todo es igual; nada es mejor;

Lo mismo un burro que un gran profesor

Para luego recordar que la Biblia en 2 Timoteo 3:1-9 también nos advierte:

Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas!
Así son los que van de casa en casa cautivando a mujeres débiles cargadas de pecados, que se dejan llevar de toda clase de pasiones. Ellas siempre están aprendiendo, pero nunca logran conocer la verdad. Del mismo modo que Janes y Jambres se opusieron a Moisés, también esa gente se opone a la verdad. Son personas de mente depravada, reprobadas en la fe. Pero no llegarán muy lejos, porque todo el mundo se dará cuenta de su insensatez, como pasó con aquellos dos.