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Inauguran la primera iglesia en Cuba tras 60 años de comunismo

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Alegría cubana por el nuevo templo
Se construyó en la localidad de Sandino y está dedicada al Sagrado Corazón de Jesús. Esperan que sea la primera de varias proyectadas, entre ellas una en La Habana y otra en Santiago. El rol de Juan Pablo II y Francisco en este cambio en las autoridades.

Los cubanos tienen motivos para la alegría. Este fin de semana, el sábado, se ha inaugurado la primera iglesia desde el advenimiento del régimen comunista de Fidel Castro. Bautizada Sagrado Corazón de Jesús, se ha levantado en la localidad de Sandino, a 45 millas, dirección suroeste, de Pinar del Río.

Aunque sea el primer templo que se inaugura desde hace decenios, parece seguro que no será el último. En cuestión de meses, abrirán sus puertas dos iglesias más, una en La Habana y otra en Santiago.

En cierto modo, todo esto refleja el intento de las autoridades de integrar el régimen cubano en el contexto global. El incremento de la libertad religiosa es, en este sentido, uno de los efectos del proceso interno desatado tras el fallecimiento de Fidel Castro; igual que la reforma constitucional.

En los albores del castrismo, se cerraron numerosas iglesias y colegios católicos, así como miles de religiosos fueron conducidos al exilio o recluidos en campos de reeducación. La situación permaneció tensa, con la Iglesia obrando prácticamente en la clandestinidad, hasta 1990, cuando el conflicto se suavizó. En 1998, San Juan Pablo II visitó la isla y años más tarde, en 2015, el Papa Francisco desempeñó un relevante rol en la restauración de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.

La construcción de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús no habría sido posible, en cualquier caso, sin el ímprobo esfuerzo de los fieles de la parroquia de San Lorenzo (Tampa, Estados Unidos). Impelidos por el párroco, lograron recaudar y enviar a Cuba 95.000 dólares para la construcción del templo de Sandino, con capacidad para 200 personas y 800 metros cuadrado de un terreno cedido por el Estado.

La inauguración de la iglesia ha sido acogida con alborozo por la población cubana: ‘Para la Iglesia es un hecho histórico. Éste es un pueblo de desterrados de la región montañosa del Escambray. Muchas familias no tenían un templo en el cual orar’.

Además de autorizar la construcción de templos, el régimen cubano ha decidido devolver a la Iglesia algunas propiedades expropiadas tiempo atrás. En cualquier caso, la mayor parte de ellas, como señala el portavoz de la Conferencia Episcopal Cubana, José Félix Pérez, jamás volverán a manos de la Iglesia.

En esta línea, para muchos fieles, la apertura del régimen en la cuestión religiosa tiene mucho de pose y casi nada de realidad.

En este sentido, en 2018, tres sacerdotes católicos con el respaldo de una parte sustancial del clero cubano publicaron una carta que decía: ‘La Iglesia es tolerada, pero no deja de ser vigilada y controlada. Se reduce la plena libertad religiosa con una controlada libertad de permisos de culto. Los cristianos pueden reunirse a compartir su fe, pero no les es permitido construir un templo. La Iglesia puede hacer procesiones e incluso misas públicas, pero siempre a condición de un permiso expreso de las autoridades, que, en caso de no otorgarlo, no permiten apelación ni dan explicación. La Iglesia puede alzar su voz en los templos, pero no tiene acceso libre a los medios de comunicación masivos y, en los escasos momentos en que esto ocurre, es siempre bajo censura. Los laicos son censurados cuando intentan aplicar a la práctica política y social su fe’.