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Medio millón de evangélicos dirán no a reforma de Carta Magna de Cuba

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Campaña de iglesias cubanas evangélicas por la familia original / AP

A final de febrero habrá un referéndum para cambiar la Constitución. Muchos cubanos, cristianos y no cristianos, votarán en contra por abrir la puerta al matrimonio homosexual.

Con los medios de prensa a su favor y prestigiosas figuras apoyándola, la diputada Mariela Castro –hija del ex presidente Raúl y sobrina del líder Fidel– comenzó en 2018 una fuerte batalla para que en la reforma constitucional en curso se modificara un artículo de la Carta Magna que impedía el matrimonio homosexual.

En concreto se proponía que el matrimonio fuera entre dos personas, -eliminando la mención de entre hombre y mujer.

Pero un debate popular convocado a finales de año como parte de la hoja de ruta para aprobación de la renovada Ley de leyes, mostró el rechazo de muchos ciudadanos a las uniones gay. La legisladora y las autoridades constituyentes debieron dar un paso al costado dejando el espinoso tema para un futuro.

Aunque muchos cubanos sin creencias religiosas expresaron su rechazo al casamiento entre personas del mismo género, a la cabeza de la oposición se pusieron un amplio grupo de iglesias evangélicas; que ahora están dispuestas a ir un poco más allá: anuncian que darán un voto negativo a la Carta Magna en el referendo de este 24 de febrero, un desafío al gobierno que suele enorgullecerse de la unanimidad de sus procesos políticos.

“No puedo votar a favor de algo que va en contra de muchos de mis principios, es triste pero es una realidad”, dijo la pastora Álida León, presidenta de la Liga Evangélica de Cuba, una de las iglesias de una decena que capitanean lo que llamaron la familia en su “diseño original”, es decir, la unión entre un hombre y una mujer.

En un país donde los partidos no tienen estatus legal y no se permite la propaganda, los evangélicos no están realizando estrictamente una campaña política, pero sí una difusión de sus ideas que tendría impacto sobre el referéndum de la Constitución, previsto el 24 de febrero.

Según pastores y expertos consultados, el universo religioso protestante cubano involucra a un estimado de un millón de personas –de los 11 millones de cubanos–, aunque no todos votarán por el “no” en el referendo.

Sin embargo, se calcula que serán algo más de medio millón de evangélicos que votarán no a la reforma. Hay unos 40.000 metodistas, 100.000 bautistas y 120.000 pentecostales de la Asamblea de Dios. Todos se encuentran entre las más enérgicas por el rechazo a la Carta Maga. A ellos se estima que se debe añadir un centenar de denominaciones evangélicas, aunque solo 52 están inscriptas legalmente.

Medio millón de evangélicos dirán no a reforma de Carta Magna de Cuba

Historia de una rebelión pacífica

El antecedente que llevó al actual momento comenzó en abril, cuando el expresidente Raúl Castro dio inicio a un proceso de cambio de la Constitución de 1976 –durante la toma de posesión del nuevo presidente Miguel Díaz-Canel– a fin de actualizar la Carta Magna a los nuevos tiempos de reformas económicas y sociales –de las cuales el matrimonio ocupaba solo un artículo–, como por ejemplo el reconocimiento de la propiedad privada o la doble ciudadanía, entre centenares de asuntos, sin que ello represente cambios políticos.

La metodología de aprobación incluyó la elaboración de un proyecto y su discusión –entre octubre y noviembre– en miles de centros de trabajo o en los barrios antes de regresar en diciembre a la Asamblea Popular, el Parlamento –que se encarga de llevar adelante la reforma constitucional– e ir al referéndum para finalmente volver al legislativo.

Para sorpresa de muchos el artículo que proponía que el matrimonio fuera entre dos personas -eliminando la mención de entre hombre y mujer- se convirtió en un foco de resistencia. Según reconocieron las propias autoridades, la mayoría de las personas que participaron en dichos debates rechazaron la posibilidad de una unión gay.

Ya desde junio, la Liga Evangélica de Cuba, la Metodista, la Bautistas de Oriente y Occidente y la Asamblea de Dios hicieron circular una carta en la cual se pronunciaban en contra del matrimonio homosexual.

Posteriormente, 11 denominaciones presentaron un documento a la Asamblea Nacional del Poder Popular con 179.000 firmas solicitando junto a la prohibición de ese tipo de matrimonio otros 15 puntos.

Además de la cuestión de las bodas gays, los religiosos expresaron en ese texto su inconformidad por la no aceptación de la objeción de conciencia y las limitaciones en la adquisición de propiedades, entre otros.

En paralelo, iglesias comenzaron a expresar públicamente su posición desde los púlpitos y su feligresía a apoyarlos.

Se realizaron ceremonias por la familia con más de 3.000 personas en la Iglesia Metodista, se entregaron biblias en las calles, se solicitaron permisos para mega cultos y marchas –que no fueron autorizadas– y se imprimieron cientos de miles de pancartas bajo el lema “diseño original” que contiene un dibujo de un hombre, una mujer y que fueron pegados en postes y puertas de viviendas.

Además, en la medida en que hacia final de año se abrió el servicio de Internet móvil, se desarrolló una inusual campaña en redes sociales, sobre todo en Facebook, y se subió un video a YouTube.

En dirección contraria, el gobierno incrementó su campaña de camino al referéndum de febrero bajo el lema #YoVotoSI y todo parece indicar que la Carta Magna tendrá un resultado positivo entre los siete millones de empadronados, pero los evangélicos saben que ellos acortarán los márgenes.