Inicio Editorial del Lector Derechos en conflicto y libertad religiosa

Derechos en conflicto y libertad religiosa

507
0
Ivan Vranic, Unsplash

No habrá esperanza si la iglesia no alumbra con la verdad de Dios, el entendimiento de los que se oponen.

En el cristianismo se reconoce un concepto teológico; se trata de “El Libre Albedrío”, que es seguramente el origen de los más importantes Derechos Humanos de las personas, recogidos en el ordenamiento jurídico internacional.

Nos interesa describir y entender en esta ocasión, la colisión fraguada por ciertos grupos, entre los derechos humanos fundamentales de las personas y la fantasía o ficción jurídica de otros, mal llamados derechos fundamentales que atentan entre otros, contra la libertad religiosa, la cual está asociada a la libertad de conciencia y de pensamiento.

Como cristianos, no podemos ignorar verdades importantes del orden jurídico internacional ni las propias del orden legal de cada nación.

Palabras escritas hace mucho, por los cultores del Nuevo Orden Mundial dicen textualmente: “…un principio que no se nombre, nos deja en libertad de excluir esto o aquello, sin que nadie lo advierta”.

También dejaron escrito hace más de un siglo: “La libertad de conciencia está proclamada en todas partes. Por lo tanto, algunos años tendremos que esperar para ver la ruina de la religión cristiana”. Como vemos, no es de ahora que grupos de poder maquinan la destrucción del cristianismoA esto se debe tanto interés en ignorar en determinados ambientes, las libertades más importantes que se reconocen a las personas sin distinción alguna de raza, sexo, religión, etc.

Esto se parece mucho a aquello de: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”.  Oseas 4:6a

No podemos ignorar los tiempos que vivimos, ni las artimañas de nuestro adversario el diablo, que como león rugiente anda queriendo devorarnos. Ignorar, es perder nuestra batalla y sucumbir.

Tutela de la libertad religiosa

La tutela de la libertad religiosa es incuestionable en el ordenamiento jurídico internacional y en el orden jurídico de los países.

La verdad la debemos conocer y defender. El derecho internacional ha desarrollado estándares de “orden jerárquico” en las normas legales y lo mismo sucede en cada país.

En toda colisión jurídica deberá tenerse en cuenta ese orden que prioriza ciertos derechos sobre otros, debido a la mayor o menor importancia o jerarquía de cada ley.

Aclarado esto, debemos enfatizar que: No existe norma superior que pueda, anular, opacar o restringir las libertades reconocidas en la Carta Universal de los DDHH (1948), que son fundamentales, universales, intrínsecas, y además ratificadas por las naciones que las refrendaron.

Sin embargo, han surgido en la ONU, voces de grupos que enuncian derechos, (que les llaman “fundamentales” también) con la pretensión de colocarlos por sobre los ya existentes. Con esta intención, opera en ese organismo además de una pléyade de ONGs LGBTI+, un relator oficial, que es vocero de la ideología de género, la cual propone limitar entre otras libertades, la libertad religiosa.

Vitit Muntarbhorn (relator de la ONU para los grupos LGBTI+) aseguró que: «la libertad de expresión y la libertad religiosa, no son derechos absolutos y podrán ser limitados si es necesario» (destacado por el autor).

De aquí es que tomamos el título de “Derechos en Conflicto y Libertad Religiosa”, que es un título mal expresado ya que los nuevos derechos proclamados, en realidad no existen en el orden jurídico. Y, si bien algunos de ellos se van plasmando en la jurisprudencia de algunos países, no gozan en ningún modo de la jerarquía o prioridad necesaria para desplazar los ya existentes. De donde decimos, que se trata de una guerra ficticia, un engaño jurídico que se intenta imponer despóticamente principalmente en occidente.

Esta colisión es sobre todo ideológica, mediática y no tiene sustento legal, pero afecta el inconsciente colectivo aún desde la más tierna infancia de nuestras generaciones que ven como claro, justo y con equidad lo que es oscuro, sucio e injusto.

La ausencia de luz expuesta en el seno de la sociedad, hace posible que sea manifiesta la oscuridad y se hace imperativo que la verdad de Dios sea proclamada en todos los niveles del quehacer social. Los cristianos debemos prepararnos para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que nos demande razón de la esperanza que hay en nosotros, como enseña 1ra.Pedro 3:15.

No habrá esperanza si la iglesia no alumbra con la verdad de Dios, el entendimiento de los que se oponen, que fundamentalmente están enquistados en el territorio de la política (territorio misionero no alcanzado por la iglesia) y en los organismos de Estado donde se toman las decisiones que corroen la trama social.

Debemos batallar: “…derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. 2Corintios 10:5