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La ‘teofobia’ de los LGBTI

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Mercedes Mehling, Unsplash

Se lanzan contra todo aquel que intente contravenir su manera de vivir.

Etimológicamente, “teofobia” viene del griego ‘théos’ (Dios) y ‘fóbos’(miedo); es el miedo irracional y enfermizo a Dios o a la religión. Lo más resaltante es que la definición hace referencia a «un persistente, anormal e injustificado miedo a Dios». Cuando el miedo o temor a Dios tiene una aplicación saludable, significa que la persona reverencia, honra y obedece al Señor; mientras que cuando este miedo se vuelve anormal y enfermizo, se habla ya de «teofobia».

Fobias.net señala que quienes sufren de teofobia «viven en un constante estado mental de ansiedad y disturbio. Hay en ellos una constante preocupación, en cada pensamiento y acción que realizan, que Dios de algún modo intervendrá y los juzgará adversamente».

Este tipo de fobia no la padecen los ateos, pues ellos sencillamente escogieron negar la existencia de Dios. Sin embargo, es una conducta cada día más observada entre gran parte de la comunidad LGBTI a quienes Dios y su Sagrada Escritura les molestan y estorban, llegando al límite de reaccionar soez y violentamente cuando se les confronta bíblicamente su manera de vivir, de ver la sexualidad y la familia.

Esta conducta hacia Dios es incomprensible, puesto que si algo hizo el Altísimo fue enviar a su Hijo a rescatar y salvar al hombre pecador, sea cual fuere su pecado. El Señor Jesucristo ama al pecador -sea este homosexual, bisexual o transgénero, entre muchos otros pecados-, pero abomina y condena el pecado que practican.

El Dios verdadero, que nos dejó sus principios y mandamientos en la Biblia, es uno que ama, perdona, sana, restaura y salva a quien viene a Él de manera arrepentida y con deseos de cambiar.

Pero en el caso de los teófobos, en especial los de la comunidad LGTBI, mayoritariamente se lanzan contra todo aquel que intente contravenir su manera de vivir; unos rechazando cualquier argumento divino, hasta de manera agresiva, mientras que los otros buscan un pasaje bíblico para tratar de justificar lo injustificable. Ambos, «chocan» con sus miedos e inseguridad y actúan a la defensiva de lo que según ellos «es su derecho a vivir como quieran».

Es verdad que Dios respeta el libre albedrío de cada quién, pero a final de cuentas todos compareceremos ante Él para ser juzgados; y esa es la parte más dura que exacerba el ánimo de los LGBTI, esa es la que activa su instinto primigenio, que en vez de canalizarlo hacia una seria reflexión de los principios divinos que están violando, los lleva al otro extremo, al de la teofobia.

Los teófobos, por lo general, esconden sus miedos tras diversos argumentos, entre los que destacan: —Todos los demás son también pecadores. —No respetan mis derechos. —La Biblia dice tal o cual cosa. —Yo no soy el único en este mundo. —Que la Biblia y Dios me dejen tranquilo(a); entre muchos otros. Es cierto que cada quien es libre de escoger la conducta con la que desee vivir, pero la responsabilidad ante Dios es personal también, será Él quien nos juzgará… pero ¿por qué vivir en terquedad y desobediencia y pasar la eternidad en condenación por ello, si Dios nos ama tanto y envió a Jesús su Hijo a morir por nuestros pecados?, y esto, precisamente, para que no seamos teófobos.

¡Qué cosa, los gobiernos dicen y hacen poco o nada en favor de los cristianos perseguidos, acosados, difamados y violentados, víctimas de teofobia/cristofobia por parte de los LGBTI y de otros colectivos en general! Los Estados defienden el «derecho» de los teófobos y medran el de los cristianos y de la familia tal y como Dios la creó y estableció en el mundo; a final de cuentas prevalecerán quienes aman, honran y obedecen a Dios (le temen saludablemente), no así quienes mantienen una mente enfermiza, llena de miedo, ansiedad y disturbio. La Ciencia y la Biblia coinciden en ello…