El que somos y donde quiera que vivamos, todos tenemos las mismas prioridades: Asegúrese de que nuestros parientes viven con dignidad y seguridad, sin tener que sufrir de hambre, sed o frío. Pero para millones de personas que viven en países asolados por la guerra y la violencia satisfacer estas necesidades básicas es una lucha diaria.
Mayores de 90 años, Dmytro Kyrylovych Popasna vive en una pequeña ciudad cerca de la línea de contacto en el este de Ucrania. Durante más de un año que se encarga de su esposa Anna Kononivna, que ya no puede levantarse de la cama. Como los niños, que habían sido a la vez a través de los horrores de la Segunda Guerra Mundial.
La pesadilla comenzó de nuevo en 2015, cuando tenían de nuevo para refugiarse de los bombardeos.
«Nuestra primera reacción fue a refugiarse en el sótano, antes de que nos resignamos: pase lo que pase! «Dice Anna recordando aquellos meses difíciles.
Anna borda para olvidar el dolor que le abrumaba, mientras que Dmytro hizo todo lo posible para animarlo. Los médicos tienen hermoso ser pesimistas sobre la evolución de la enfermedad, está convencido de que su esposa caminar de nuevo un día.
Ahora Dmytro se encarga de todo en casa. Aunque no siempre es fácil debido a su edad, las tareas del hogar tienen al menos el mérito para distraerlo de sus peores temores.
La pareja utilizó ayudas para la movilidad siempre libre por el centro social de Popasnyansky, que el CICR ha hecho recientemente una ayuda indispensable.
Con nuestro apoyo, la casa de Anna y Dmytro está ahora mejor equipado y fueron capaces de recuperar cierta autonomía en su vida cotidiana.
