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EL CLAMOR DE LAS MUJERES DEL CHACO FORMOSEÑO

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En relación al informe de periodismo de investigación TN: “ESCONDIDAS Y ATERRADAS – LAS EMBARAZADAS DEL MONTE-”, nuestra institución, Confraternidad Argentina Judeo Cristiana, expresa lo siguiente:

Exhortamos a quien corresponda, escuchar los justos reclamos de estas mujeres. Ellas no son cualquier interlocutor y no son enemigas, son personas con la misma dignidad e igualdad de derechos de cada mujer argentina. Mujeres, con una cultura diferente que les es propia por el Pueblo al que pertenecen y con un cúmulo de conocimientos y sentimientos que les corresponde por la raza que detentan. Son hijas de un mismo Padre a las que Dios le confirió la dignidad humana de “ser personas únicas e irrepetibles” y son argentinas cuyos derechos y obligaciones están sustentados por nuestra Constitución Nacional y nos pertenecen a todos aquellos que habitamos el suelo argentino.

Todos los ciudadanos tenemos la obligación de contribuir al perfeccionamiento social y en este caso el rol del Estado adquiere una importancia fundamental. Tiene la obligación de perfeccionar a los grupos menos capacitados a fin de que puedan subsistir con la dignidad que les pertenece y hacer que progresen por todos los medios a través de una educación legítima, aprovechando al máximo todos los recursos disponibles para ello. La situación de este grupo de mujeres, clama al Dios que nos otorgó la vida.

En nuestra Constitución, encontramos la herramienta necesaria como un aporte eficaz para la resolución de los conflictos que han surgido últimamente y que llevan mucho tiempo sin una respuesta adecuada y sin resolución aparente. Anhelamos y tenemos la esperanza que entre todos, logremos que el poder se ponga al servicio de la Paz y soñamos que esto posibilite una coexistencia pacífica para todos los que habitamos este querido País.

El Papa Francisco, en el día de la Fraternidad Humana, expresaba y nos hacemos eco: “No habrá paz sin compartir y acoger, sin una justicia que asegure equidad y promoción para todos, comenzando por los más débiles. No habrá paz mientras los demás sean ellos y no parte de un nosotros. No habrá paz mientras las alianzas sean contra alguno, porque las alianzas de unos contra otros sólo aumentan las divisiones. La paz no exige vencedores ni vencidos, sino hermanos y hermanas que, a pesar de las incomprensiones y las heridas del pasado, se encaminan del conflicto a la unidad… La fraternidad es el desafío de nuestro siglo. Hoy no hay tiempo para la indiferencia.

O somos hermanos o somos enemigos; o somos hermanos o nos destruimos mutuamente”. Que estas Mujeres Argentinas del monte formoseño que tanto sufren, sean depositarias de la fraternidad que todos nos debemos, que sus necesidades y clamores, sean escuchados atendiendo a su dimensión trascendente y que la convivencia humana sea, ante todo y para todos, una realidad de orden espiritual que debe ser prioridad en cada uno de nosotros.

Martha de AntuenoPresidente

María Grandoli Secretaria Ejecutiva