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La solidaridad y la esperanza no se detienen un año después de la declaración de pandemia mundial

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Más de 116 millones de contagios y más de 2,6 millones de fallecidos en todo el mundo es el balance de la enfermedad. Hoy hace un año que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó el paso de epidemia a pandemia del coronavirus y nuestras vidas cambiaron por completo: mascarillas, confinamiento, aislamiento, teletrabajo, sufrimiento, dolor… y más pobreza. Mientras una parte del mundo echa de menos sus rutinas diarias y poder viajar, la otra parte se ha quedado sin el medio de subsistencia diario ni los recursos que tenía para vivir. En medio de esta situación de incertidumbre, la esperanza y la solidaridad salesianas se han abierto paso desde el primer momento para llegar a la población más necesitada.

El coronavirus nos ha devuelto la sensación de vulnerabilidad, y además de una gran crisis sanitaria ha traído también una crisis social y económica que ya supera las consecuencias de cualquier recesión anterior. Un año de pandemia ha sido suficiente para echar por tierra los esfuerzos de décadas en la lucha por la erradicación de la pobreza. Y, de nuevo, los más vulnerables son los que están sufriendo las consecuencias.

Cuando la pandemia se supere, 150 millones de personas se sumarán a la cifra de pobreza extrema en el mundo, mientras que más de 24 millones de menores no volverán a las aulas porque tendrán que trabajar para ayudar a la economía familiar o se habrán quedado huérfanos y vivirán en la calle.

Pero en medio de tantas necesidades y de tanto sufrimiento, los misioneros salesianos hemos estado desde el primer momento al lado de los más vulnerables. Más de 11 millones de personas en el mundo han recibido nuestra ayudamenores y jóvenes vulnerables, familias sin recursos, migrantes, refugiados, personas con discapacidad, enfermos, personas sin hogar… Han sido cientos las iniciativas puestas en marcha para llevar ayuda de emergencia y esperanza a millones de personas.

Hemos destinado más de 9 millones de euros a las personas más necesitadas en 121 países

Hemos elaborado y repartido millones de raciones de alimentos y kits de higiene; hemos recogido a niños y niñas que vivían en las calles; entrado ropa de abrigo; hemos utilizado nuestros colegios en todo el mundo como almacenes de comida y ayuda de emergencia durante el confinamiento; hemos sensibilizado a la población para prevenir los contagios, visitado enfermos y personas mayores que viven solas y acompañado espiritualmente a todos los que lo han necesitado.

Nuestra presencia y la solidaridad y esperanza que tratamos de infundir continúan siendo tan importantes como la llegada de las vacunas. Hasta el momento más de la mitad de los contagiados ha superado la enfermedad, así que seguimos trabajando para que nadie se quede atrás y que, de manera especial los menores que atendemos, tengan siempre un plato de comida y nos les falta la oportunidad de recibir educación.

En algunos países ha sido posible continuar con la educación online, pero en muchos ha sido imposible. La radio y el trabajo de muchos voluntarios han hecho posible en este tiempo que los menores reciban sus tareas en mano y que puedan seguir aprendiendo en medio de las dificultades.

Seguimos teniendo muchos retos ante nosotros, pero continuaremos al lado de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes más desfavorecidos y también junto a sus familias.