Logró movilizar muchos corazones solidarios, que cambiaron su vida y la de su familia.
Se llama Michelle, tiene 12 años y su mayor deseo es “terminar los estudios y que nunca me falte nada para la escuela”. Para lograrlo apenas contaba con un lápiz, una carpeta, una mochila, unos zapatos que le donaron y el uniforme escolar que le pudo comprar la tía. En la precaria casilla donde vivía con sus padres desocupados faltaban muchas cosas, menos el amor y la voluntad de salir adelante.
Para conectarse con la escuela durante el aislamiento usaba el único teléfono de la familia. Cuando hay clases presenciales cada mañana camina una hora, con lluvia o calor, hasta la ruta para tomar el colectivo. Su sueño es estudiar en la facultad y recibirse de abogada.
Michelle Ríos no es la única, es una más entre más de 8 millones de niños y niñas distribuidos a lo largo de un país donde, dolorosamente, encontramos que cerca del 60% de los menores de 14 años son pobres. Ella vive en el barrio Mendieta, en las afueras de Concordia, Entre Ríos, pero podría ser un caso de cualquier conurbano o de cualquier paraje rural, donde la vulnerabilidad se termina convirtiendo en exclusión.
El poder de la solidaridad
Los voluntarios de Cáritas Concordia están asistiendo las necesidades del barrio Mendieta con bolsones de alimento, ropa y materiales de construcción al barrio. Hay familias que viven en situación de extrema pobreza, con pocas posibilidades de trabajo, y con problemas de adicciones entre los jóvenes. En ese contexto vive Michelle.
“La pequeña Michelle es estudiante de la escuela de Comercio Nº 2 y en muchas oportunidades debe caminar todo ese trayecto cuando el dinero no alcanza ni siquiera para el pasaje en colectivo. Su casa humilde y muy precaria y sus carencias económicas no impiden que esta niña/adolescente quiera forjar su futuro tratando de superarse. Su conducta y convicciones nos llamaron poderosamente la atención” refiere Pedro Sena, director de Cáritas Concordia.
Precisamente, cuando la periodista Micaela Urdinez se puso en contacto con Cáritas Argentina buscando historias para reflejarlas en el programa “Hambre de Futuro” del canal de televisión La Nación +, la cadena de consultas llevó naturalmente a fijar las miradas en Michelle, de Cáritas Concordia.
La simple visibilización de esta historia movió el corazón de muchas personas. Ella y Cáritas Concordia, comenzaron a recibir muchos llamados solidarios y donaciones: una bicicleta para movilizarse hasta la escuela, un celular con conectividad paga, electrodomésticos, ropa, útiles y hasta una mochila nueva.
Más importante aún, se le otorgó una beca y acompañamiento integral hasta que pueda cumplir su sueño de ser abogada. Su padre, en tanto, ya recibió ofertas de trabajo. Finalmente, Cáritas Concordia recibió donaciones por alrededor de $550.000 que ya aplicó para la construcción de un nuevo hogar para la familia: una casilla de 25 mts2, con 2 habitaciones e instalaciones sanitarias.
Al presentar su rendición de fondos, Pedro Sena, agradecido, expresó: “nuestra visión como Cáritas también nos advierte de las muchas Michelle que debe haber en el Barrio y que deben ser acompañadas. Tal vez sea una utopía, pero sabemos que con responsabilidad y transparencia podremos lograrlo”.
