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Propuestas para la inclusión educativa

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La pandemia ha dejado en mayor evidencia una realidad muchas veces invisibilizada: la gigantesca brecha que existe en la sociedad. Esta situación se manifestó con dramática crudeza en los procesos educativos de más de 11 millones de niños, niñas y adolescentes que dejaron de ir a la escuela durante más de 46 semanas. Más de la mitad de ellos no tuvieron oportunidades, porque viven en hogares de familias pobres, y hoy tenemos más de un millón y medio de menores que están desvinculados del sistema educativo.

El Área de Educación de Cáritas Argentina, realizó un relevamiento de necesidades de las familias, surgidas en el contexto de la emergencia sanitaria, cuyos resultados mostraron que el 84,1% presenta dificultades para la conectividad, lo cual limita el acceso al sistema educativo; el 75% se ve con dificultades para obtener vestimenta; el 70,5% tiene grandes dificultades para la compra de insumos básicos de higiene y bioseguridad; el 52,3% presentaban dificultades para adquirir tapabocas y el 40,9% del universo encuestado afirma, además, convivir con otras problemáticas, como el consumo o abuso de sustancias o la violencia familiar, entre otras.

Para estas comunidades, tanto el aislamiento como el distanciamiento social, junto con las restricciones a la circulación, se convierten en exigencias tan difíciles de concretar que terminan resultando excluyentes y discriminatorias para vastos sectores de la sociedad.

El Plan Emaús

Cáritas Argentina considera que la educación es una herramienta fundamental para la inclusión social y la equidad, por eso, desde hace más de una década implementa el Plan de Inclusión Educativa Emaús.

El Plan Emaús es una propuesta integral de asistencia que puede ser adaptado según la realidad particular de cada comunidad y actualmente está presente en 20 provincias argentinas con 186 espacios educativos, que alcanzan a un total de 19.500 asistentes.

La función principal de estos espacios, coordinados por técnicos locales con formación pedagógica y social, es acompañar procesos educativos de los niños y adolescentes. Cuentan con equipamiento apropiado de calidad y llegan a ser verdaderos centros socioeducativos y culturales de abordaje integral.

Emaús cuenta con un programa de becas destinado a jóvenes que desean continuar sus estudios terciarios y/o universitarios que hoy alcanza a 919 estudiantes. Muchos de ellos son primera generación, en su familia o comunidad, en acceder a estudios del nivel superior. Como contrapartida estos becados brindan servicios en los espacios educativos de su barrio, ofreciendo apoyo escolar, coordinación de talleres o animación de espacios deportivos.

Otro programa destinado a jóvenes es el de “mochileros”, que los capacita para ser animadores socioculturales en espacios de desarrollo y expresión para niños y adolescentes de su comunidad. El plan acompaña a 947 jóvenes e incluye el equipamiento y la capacitación para la animación de actividades lúdicas, expresión artística y recreación.

El plan también ofrece ayuda económica y espacios de formación de adultos para familias que se encuentran en extrema pobreza. Actualmente, por medio de este programa de becas familiares, se acompaña a 1.211 niñas, niños y adolescentes.

En el Emaús también participan 132 promotores socioeducativos que brindan acompañamiento psico-social y pedagógico a los estudiantes y sus familias, trabajando principalmente la desmotivación, frustración y desinterés para que los alumnos no se desvinculen del sistema educativo formal.

En 131 de los 186 espacios educativos se incluye el programa de meriendas reforzadas, que busca complementar los momentos de actividades con raciones capaces de suplir una cena (muchas veces ausente en las familias). El programa brinda 15.565 meriendas, a través de un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social, elaboradas por 1.048 voluntarias de la propia comunidad.

El Emaús siguió adelante durante la pandemia

Frente a la cuarentena, uno de los primeros desafíos fue adaptar los procesos y metodologías a cada programa. Entre las propuestas creativas que surgieron está el servicio de apoyo escolar virtual, muy valorado por las familias. Los becados del Emaús animaron esta iniciativa, que incluyó también actividades para contener emocionalmente a los niños y jóvenes.

Asimismo, los equipos locales elaboraron materiales con actividades para distintas edades, juegos, desafíos o videos para compartir por WhatsApp. En muchos lugares se pudieron entregar estas herramientas en papel impreso junto con las meriendas, y en otros, también se entregaron kits artísticos con témperas y pinceles, plastilinas, etc. Para las familias con mayores dificultades de conectividad, Cáritas logró articular con el Ministerio de Educación el envío de una serie de cuadernillos didácticos a los espacios educativos más alejados.

Finalmente, en este contexto tan difícil, el Plan Emaús realizó múltiples acciones que trascienden el ámbito educativo, brindando acompañamiento integral a las familias. En este sentido se colaboró en la gestión de subsidios nacionales (IFE y tarjeta AlimentAR), se articuló la entrega de insumos médicos y de higiene, se reorganizó la entrega de alimentos mediante bolsones y viandas en los domicilios. A su vez, se organizaron campañas de confección de tapabocas y de concientización de medidas sanitarias junto con la entrega de kits de higiene.

La educación es responsabilidad de todos. En los momentos difíciles, aunque todas las puertas se cierren, siempre debemos encontrar y concretar opciones para garantizar la educación de los niños y jóvenes. No sólo por un verdadero sentido de justicia, sino también, porque de ellos dependerá mañana el destino de nuestro país.