En Río Negro se ha cuestionado a candidatos a juez por sus creencias cristianas.
En Argentina suceden cosas cada vez más extrañas. Es que los argentinos en general somos unos especímenes muy raros de encontrar sobre la faz de la tierra. Aunque la diáspora argentina es cada vez mayor, eyectados por un gobierno extremadamente populista y que cada vez da pasos más alejados de la República y transforman al país en una republiqueta, cínica, barata y llena de grietas pequeñas por donde se filtran odios, rencores, engaños, mezquindades que muestran un rumbo fijo hacia el precipicio. Y un pueblo que pese a lo soberbio que se muestra sigue siendo sumiso a una puja de poder desmedida que lo está arrastrando al abismo y a la automarginalidgad internacional.
No sólo los hechos de público conocimiento, donde cada vez es más evidente que el mango del sartén de la nación lo tiene la vicepresidenta, sino en pequeños gestos de estamentos inferiores en la escala de poder que hacen que el país sea cada día más irrespirable… ¿inviable? ¡También!
Es sabido que la gente de bien, provida, defensora de los valores bíblicos son miradas con cierta desconfianza desde algunos sectores. Especialmente desde un ala muy dura del gobierno, al que vulgarmente se dice “no le entra una sola bala”.
El trabajo de reperfilamiento discriminativo está activo y más que nunca busca dejar afuera de la urbe a una parte de la sociedad que profesa la fe en Cristo. Por un lado el relato de la sonoridad con las minorías y los diferentes, pero la inconsistente negación hacia aquellos que piensan de otra forma, conjuntamente con la descalificación morbosa, son moneda corriente. Todo está yendo hacia lo ya profetizado en la Biblia “llamarán bueno a lo malo y malo a lo bueno”.
Una de las fijaciones gubernamentales es la descalificación de todo lo que haga referencia a la vida cristiana, valores bíblicos y principios Cristocéntricos. De a poco, paso a paso, se van dando indicios de una persecución incipiente. Bajo la acusación de ser antiderechos, retrógradas, avasallan los derechos de quienes buscan no ser atropellados por un relato ideológico, perverso y falaz.
La semana pasada, obispos católicos de las tres diócesis de la provincia de Río Negro denunciaron “una clara discriminación por motivos religiosos” en el proceso de designación de funcionarios judiciales. Cuestionaron en una declaración al presidente del Tribunal Superior de Justicia de la provincia, Sergio Barotto, quien en una audiencia preguntó por sus creencias religiosas a los nueve postulantes a un cargo en el Poder Judicial. “El tema de la religión hace a la independencia judicial y para un Juez es más difícil deshacerse de la creencia propia”, argumentó el juez Barotto, al justificar sus preguntas para seleccionar un aspirante al cargo de defensor oficial en Cipolletti.
En una fuerte declaración, los obispos Esteban Laxague (Viedma), Alejandro Benna (Alto Valle de Río Negro) y Juan José Chaparro (San Carlos de Bariloche) desestimaron los argumentos y transmitieron su preocupación por las expresiones del juez. “Vemos, con dolor, una clara discriminación por motivos religiosos, dicho esto de la cabeza de uno de los tres poderes del Estado rionegrino”, señalaron. Todo esto es dato recogido del diario La Nación de Argentina.
Por su parte ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Republica Argentina) envió una carta en el mismo tono que los obispos católicos en la que señalan que “repudian” dichas declaraciones. “Venimos por la Federación Alianza de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) y conjuntamente con la Asociación de Iglesias de Río Negro (APIER) a repudiar el hecho de la interrogación de los aspirantes que se postulaban para dicho cargo con respecto a sus creencias religiosas. Merece especial crítica el argumento esgrimido, a saber: ‘que el tema hace a la independencia judicial y porque para un Juez es más difícil deshacerse de la creencia propia’. Claramente estos argumentos denotan un acto de discriminación por motivos religiosos, sin tener en cuenta la idoneidad del postulante para la designación del cargo a ocupar, único requisito para el acceso al mismo según nuestra Carta Magna, de manera tal que su proceder afecta las libertades y derechos consagrados en la misma”, señala la misiva dirigida al Dr. Sergio Barotto.
Luego de una extensa explicación basada en la Carta Magna argentina y leyes de carácter nacional, la carta es contundente al decir: “desde ACIERA y APIER, manifestamos nuestro total repudio a dicho proceder y solicitamos a las autoridades competentes para que adopten las medidas conducentes para que cese toda actitud hostigadora, discriminadora e incluso persecutoria para con aquellos ciudadanos que ejerciendo sus derechos constitucionales de libertad de pensamiento y religiosa, se presentan como aspirantes a un cargo público en el Poder Judicial de la Provincia de Río Negro”.
Los juegos del poder al mejor estilo House of Cards que llevan adelante el Presidente Alberto Fernández y su vice Cristina Fernandez de Kirchner, y las manipulaciones discriminativas bajo la mesa son motivo de preocupación y alarma. Por lo que me atrevo a lanzar un “Discriminan Sancho, señal que son perros de caza”.
