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Celebramos la Fiesta de San Juan Bosco

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Celebramos Don Bosco y reafirmamos nuestro compromiso con la infancia y la juventud en riesgo en todo el mundo.

Hoy, 31 de enero, celebramos la fiesta de San Juan Bosco, nuestro fundador. Por eso queremos volver a fijarnos en su figura para reafirmar nuestro compromiso con la infancia y la juventud en riesgo. Cuando Don Bosco llegó a Turín en 1841 había 7.148 niños menores de 10 años trabajando, era la revolución industrial. Hoy, 215 millones de niños se ven obligados a trabajar para sobrevivir.

San Juan Bosco, patrón de los jóvenes, de los magos, de los cineastas, de los editores, de los artistas de circo, de la formación profesional y de los actores de doblaje, incluso de los soldados del Ejército de Tierra y del campo en Argentina. El fundador de los Salesianos, dedicó su vida a la educación de los jóvenes y niños más desfavorecidos de la sociedad italiana del siglo XIX. Para ello, desarrolló un moderno método pedagógico conocido como el Sistema Preventivo, el cual sigue vigente en nuestros días.

En la historia de Don Bosco hay una palabra que es el motor de acción: educación. Ésa fue la clave del fundador de la Congregación Salesiana en su obra para hacer mejores a las personas.

Hoy, 15.500 salesianos están presentes en más de 130 países y casi 2.000 presencias en las que atienden a millones de personas cada día, especialmente en el ámbito de la educación y sobre todo a los más desfavorecidos. Hoy, cientos de colegios, universidades, guarderías, dispensarios, comedores, parroquias, oratorios, centros juveniles, centros de formación profesional, escuelas agrícolas, maternidades, emisoras de radio, clubes deportivos… llevan su nombre y cientos de miles de personas en el mundo, que forman parte de la historia salesiana, celebran al santo turinés de la alegría.

EL SISTEMA PREVENTIVO DE DON BOSCO

NO CON GOLPES SINO CON AMOR

La enseñanza de Don Bosco consistía en desarrollar el sentido de la responsabilidad, en suprimir la desobediencia, en saber apreciar los esfuerzos de los chicos y en una gran amistad.

En 1877 escribía: «No recuerdo haber empleado nunca un castigo propiamente dicho. Por la gracia de Dios, siempre he podido conseguir que los niños observen no sólo las reglas, sino incluso mis menores deseos».

  • “Este sistema descansa por entero en la razón, en la religión y en el amor”.
  • Exige voluntad de estar entre los jóvenes compartiendo su vida, viendo con simpatía su mundo y atentos a sus verdaderas exigencias y valores.
  • Reclama acogida incondicional, que se convierte en fuerza promocional y capacidad incansable de diálogo.
  • El criterio preventivo, que cree en la fuerza del bien que hay en todo joven, aun en el más necesitado, y trata de desarrollarla mediante experiencias positivas de bien.
  • Para trabajar con los niños hay que amarlos; pero lo importante es que ese amor se manifieste en forma comprensible para ellos.