Se cumple un año del cierre de la ruta de los balcanes y del acuerdo de devolución a Turquía de migrantes llegados a Grecia. Ahora tienen que recurrir a rutas alternativas. Más peligrosas y a menudo con ayuda de contrabandistas. Los niños, denuncia UNICEF, sufren más riesgo de ser explotados y detenidos.
Los niños que buscan asilo en Europa corren más riesgos de deportación, detención, explotación y carencias, a un año del cierre de las fronteras de los Balcanes y de la declaración de la UE-Turquía para detener los flujos migratorios masivos.
Esa declaración establece que los migrantes que crucen irregularmente de Turquía a las islas griegas serán devueltos forzosamente a Turquía.
UNICEF advirtió este viernes que estas medidas han llevado a los niños y a sus familias a emprender rutas aún más peligrosas e irregulares con contrabandistas.
Aunque el movimiento de menores ha disminuido desde marzo del pasado año, las amenazas y las penurias que sufren son cada vez mayores. En un círculo vicioso, los niños huyen del sufrimiento en sus países y terminan escapando nuevamente, detenidos o totalmente desatendidos.
Lucio Melandri, responsable de emergencias de UNICEF para la crisis de refugiados y migrantes, visitó recientemente refugios en Grecia «Hay muchas cicatrices que no se ven. La angustia psicológica de estos niños que están abandonados. No ven una oportunidad, una perspectiva de reunirse con sus familias. Está teniendo un enorme impacto en su estado psicológico. Tendrá consecuencias para toda la vida».
Este año, casi 3.000 refugiados y migrantes, un tercio de ellos niños, han llegado a Grecia pese al acuerdo entre Grecia y Turquía y el control más estricto de las fronteras.