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Asia Bibi: “Señor, ten piedad de mí”

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La Cuaresma que vive en absoluto aislamiento en una cárcel de Paquistán

Señor, ten piedad de mí». Es la oración que Asia Bibi repite constantemente, cada segundo, cada minuto, rumiándola horas y horas en los largos días que pasa en la celda de la cárcel femenina de Multán, en Paquistán. Asia se encuentra en absoluto aislamiento, en un pabellón de la cárcel con cuatro celdas. Las otras tres están vacías.

Su Cuaresma está marcada por el ritmo de una oración constante, una oración que es casi una respiración, como la «oración del corazón» de los «Cuentos» del peregrino ruso. Pero ningún maestro espiritual se la enseñó. Esa fuerza que viene de lo alto es un don de la gracia que la sostiene y la consuela en una vida encarcelada.

Asia Bibi, la mujer cristiana condenada a muerte por blasfemia y que se encuentra en la prisión desde 2009, reza mientras hace pequeños trabajos en su celda, mientras cocina (cuenta con el permiso especial para prepararse la comida por su cuenta), mientras camina en el paseo cotidiano, siempre sola, que se le concede fuera de su celda (una manera para desentumecerse y mantenerse en actividad).

Reza cuando se sienta frente a Dios, con su Biblia consumida sobre las rodillas, e invoca consuelo y salvación, con la fuerza de la fe pura de los simples, sin contaminaciones de pretensiones intelectuales o del afán de comprender racionalmente el por qué de la suerte que le ha tocado: la fe de una inocente condenada a muerte. Frente a este destino, Asia puede darse paz solamente gracias a su fe. Solamente viendo a Cristo mismo.

Hace algunos días, Asia envió un mensaje a su marido Asihq mediante la preciosa ayuda de una de las guardias de la cárcel, una mujer cristiana que está particularmente cerca de ella en su prisión. Pidió un encuentro, suscitando también cierta aprehensión en sus familiares. Como pudo saber Vatican Insider, ayer, 6 de marzo, el encuentro se llevó a cabo cuando llegaron a Multán Ashiq Masih y Joseph Nadeem, tutor de la familia y responsable de la Renaissance Education Foundation de Lahore, que acoge y se ocupa de la instrucción de los niños de Asia, además de pagar los gastos legales para su defensa.

«Asia está bastante bien. Su vista ha disminuido y necesita lentes», dijo Joseph Nadeem a Vatican Insider. «Pidió vernos porque quería enterarse de la situación política y de las perspectivas para su apelación». «En otoño del año pasado —prosiguió Nadeem— la habíamos informado sobre la apelación ante la Suprema Corte, que después fue postergada a último momento por la renuncia de unos e los jueces. Ahora le volvimos a decir que teníamos mucha confianza. Presentaremos en este mes de marzo la instancia para obtener una nueva audiencia ante el tribunal supremo. Y esperamos que se fije una audiencia para abril. La absolución de Asia sería el mejor regalo pascual».

El movimiento político y social que se vive en Paquistán, efectivamente, parece favorable y el abogado musulmán Saiful Malook, que dirige el equipo que se encarga de la defensa de la mujer cristiana, pretende aprovecharlo. A nivel político, la atención de la opinión pública de Paquistán está comprometida en el debate que vive el ejecutivo del país en relación con cuestiones internas (como la lucha contra el terrorismo o los escándalos de corrupción), pero también externas (como las tortuosas relaciones con los países vecinos como la India y Afganistán).

Hay que recordar, además, que la defensa de Asia Bibi tiene nuevamente mucha confianza en el trabajo de la Suprema Corte y sigue convencida de que, considerando las pruebas y la reconstrucción del caso presentadas a los magistrados, la mujer podría ser absuelta. «Hay que respetar los tiempos de la justicia y proceder gradualmente», afirman los abogados. Aunque hasta ahora el sistema judicial no haya dado pruebas de suficientes neutralidad y equidad en el caso de Asia (con la condena en el primer grado del juicio), «el recorrido judicial no ha concluido, y se podrá trazar un balance al final del tercer grado del juicio», indicaron.

Lo que es más necesario que nunca, por el contrario, es financiar los cuantiosos gastos legales que un procedimiento frente a la Suprema Corte implica. Por esta razón Nadeem no dudó en lanzar un nuevo llamado a entes y organizaciones privadas o a donadores para que «puedan sostener los gastos legales del proceso contra Asia Bibi, donando a la Renaissance Education Foundation de Lahore».

Además del apoyo material, sigue siendo esencial el apoyo espiritual: «Pedimos la oración ininterrumpida de los fieles y de todos los que se interesan por el caso de Asia Bibi. En particular Asia no deja de encomendarse a la oración del Santo Padre. Y está convencida de que el Señor Dios escuchará su oración», afirmó Nadeem. Dios escucha la oración del oprimido, dicen las Escrituras. Y Asia lo cree con toda sí misma.