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Acerca del valor y significado de la “lucha” por la inclusión

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En ASDRA estamos orgullosos por el trabajo sostenido de todas las organizaciones de personas con síndrome de Down, en particular, y con discapacidad, en general, para la construcción de una sociedad inclusiva. Esto quedó una vez más demostrado a través de las diferentes acciones concretas que se hicieron durante la Semana de Promoción de Derechos de Personas con síndrome de Down –que, si bien es Ley en la Ciudad de Buenos Aires, su onda expansiva llegó a muchísimas ciudades y localidades de la Argentina-.

Estamos orgullosos de la lucha que emprendemos juntos, y desde hace años, por la plena inclusión de las personas con discapacidad en todos los ámbitos: la familia, la escuela, el trabajo y la vida social. El origen de la palabra “lucha” tiene relación con una fuerza interior y moral para modificar situaciones injustas. Y este sentido es, precisamente, el que compartimos las familias. Y es el que se alimenta en el amor que nos moviliza -con todas sus implicancias- para realizar esfuerzos incesantes para que todos los integrantes de nuestras familias puedan ejercer de manera plena sus derechos. Sin lucha, sin “amor en movimiento”, difícilmente se transformen las realidades más apremiantes.

Es importante hacer esta aclaración debido a ciertos mensajes que circularon en las Redes Sociales durante los últimos días respecto del valor de la lucha de las asociaciones. Mensajes que se difundieron de manera peyorativa y con un profundo desconocimiento acerca de la riqueza de la movilización y la participación, como ricas expresiones transformadoras de situaciones injustas y que son sostenidas por ideologías dominantes y que le impiden a muchísimas personas vivir de manera digna en la sociedad.

Desde ASDRA alentamos y celebramos todas las nuevas formas de expresión para la defensa y la promoción de las personas con discapacidad. Y las animamos a que, lejos de menoscabar los esfuerzos realizados por tantas organizaciones que acompañan a miles de familias desde hace tres décadas, entiendan que la riqueza está en la complementariedad aún con diferencias. Sabemos que el mundo cambió y que se necesitan nuevas maneras de comunicación para llegar a las nuevas generaciones, pero si detrás de la difusión se dejan de lado instancias fundamentales para la contención, el apoyo y la promoción concreta de oportunidades para las personas en situación de vulnerabilidad, entonces, será difícil lograr una comunicación efectiva.