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Una escuelita para la vida

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                                                                 Cáritas San Miguel

El fútbol, esa pasión que convoca a grandes y chicos, puede ser también un instrumento para brindar a niños y adolescentes un espacio de contención y formación y ofrecer a los menores una alternativa atractiva para estar lejos de los ambientes de consumo de las calles.

Así lo entendió Cáritas San Miguel (Buenos Aires) cuando, después de brindar un taller sobre adicciones, invitó a presentar proyectos que contribuyeran de modo concreto a la prevención de dicha problemática. En aquellos años, el profesor de Educación Física Diego Vera ya era conocido en la capilla Sagrado Corazón de Grand Bourg porque había formado un “equipito” de fútbol, inicialmente para contener a 8 hijos de las mamás que cocinaban en el comedor comunitario.

La propuesta de Diego gustó y convocó tanto que el patio de la capilla pronto quedó chico y se tuvieron que mudar a un baldío del barrio. Además, comenzaron a hacer encuentros con alumnos de otros colegios con quienes el profesor trabajaba por entonces. Tiempo después, cuando Cáritas San Miguel invitó a elaborar los proyectos de prevención, como Diego ya venía trabajando el tema de las adicciones con sus jóvenes, presentó su Escuelita de Fútbol en 2014.

“A Cáritas –recuerda Diego- le gustó el proyecto y le dio un impulso muy grande con materiales: compramos arcos móviles, conos, pecheras. Los chicos del barrio se entusiasmaron con toda esta movida, se sumaron muchos más y tiempo después Cáritas me hizo la propuesta de llevar la escuelita a un nivel diocesano. Así empezamos a ofrecerle este servicio a los párrocos de San Miguel y hoy tenemos 6 Escuelitas que movilizan a más de 150 niños y jóvenes de entre 9 y15 años, aunque hay también de otras edades”.

En cuanto a la organización, cada escuela tiene sus propias camisetas y escudos, unidos por el escudo común de la Escuelita de Cáritas Diocesana San Miguel. Diego destaca que “el objetivo principal es la contención, la  prevención de adicciones, la buena alimentación y también compartir los valores cristianos, de un modo más libre, porque la Escuelita es abierta a todos”.

Tal como explica Diego, el entusiasmo se fue contagiando: “empezamos a hacer un campeonato interno con las escuelitas de Fútbol y la propuesta gustó a otras instituciones, por lo que este año invitamos a 3 organizaciones a participar: En acción, Sin Fronteras y Protagonistas. A su vez, estos encuentros también movilizan a las comunidades, porque las capillas reciben a ‘chicos de los suburbios’, como dice el Papa Francisco, para que estén contenidos y toda la gente del barrio lo recibe muy bien”.

No obstante, los campeonatos son más que nada una excusa y Diego destaca que el juego debe ser el centro de todo. “Si bien tenemos una etapa competitiva, les inculcamos que la competencia tiene que ver con la propia superación y no con la del contrario. Queremos que los chicos valoren que otros vengan a su cancha o que ellos vayan a jugar a otros barrios y conozcan las distintas realidades que vive cada grupo. El objetivo es que la pasen bien, que estén contentos y que estén contenidos en ese lugar”.

La propuesta ha crecido y Diego ahora coordina junto a su colega, el Profesor Víctor Padilla, este proyecto que depende del Área de Educación de Cáritas San Miguel. Desde lo personal, Diego expresa: “siento que la Escuelita superó las expectativas que tenía. Esto empezó con 8 chicos en el patio de una capilla y que haya crecido tanto y ver que el proyecto sigue creciendo con tantas ganas, es una gran alegría para mí y para todo Cáritas San Miguel”.