En la década de 1990, antes del conflicto de Nagorno-Karabaj, esta escuela en la región de Tavush en Armenia tenía 800 alumnos. Solo quedan 200 hoy.
-
Arthur Bejanyan fue educado en esta escuela. Regresó allí años más tarde como maestro, después de la firma del acuerdo de alto el fuego en 1994. Ahora tiene 60 años, la misma edad que la escuela.CC BY-NC-ND / CICR / Gohar Hakobyan -
La precariedad del edificio principal contrasta fuertemente con la alegría de las voces que resuenan en sus corredores.CC BY-NC-ND / CICR / Margherita Simona Marcia -
La campana acaba de sonar y los pasillos están llenos de estudiantes.CC BY-NC-ND / CICR / Gohar Hakobyan -
Solo el edificio principal se calienta. Las autoridades escolares creen que esto es más que suficiente, dada la cantidad de estudiantes que han disminuido constantemente en los últimos años.CC BY-NC-ND / CICR / Gohar Hakobyan -
A pesar de las dificultades que enfrentan, Tamara Melikyan y sus colegas no se dan por vencidos. Siguen convencidos de que la educación es el mejor activo.CC BY-NC-ND / CICR / Gohar Hakobyan -
Periódicamente se encienden velas y se colocan flores en memoria de las víctimas del conflicto de Nagorno-Karabaj.CC BY-NC-ND / CICR / Gohar Hakobyan -
Los conserjes desempeñan un papel importante en la vida de la escuela. Miran a los niños durante los descansos y se aseguran de que no se lastimen. Vivir y trabajar en un pueblo fronterizo como este oscila constantemente entre la tensión y la tranquilidad, la preocupación y la esperanza, la sombra y la luz.CC BY-NC-ND / CICR / Margherita Simona Marcia -
A pesar de los riesgos de seguridad, los niños que viven en las aldeas a lo largo de la frontera entre Armenia y Azerbaiyán van a la escuela todas las mañanas.
Visto desde afuera, la vida cotidiana puede parecer normal. Sin embargo, las apariencias son engañosas y, al codearse con los estudiantes y sus profesores más de cerca, uno se da cuenta rápidamente de que la situación es extremadamente precaria.
Descubre las vidas de los niños en una de estas escuelas en la región de Tavush en Armenia.
El CICR trabaja en ambos lados de la frontera entre Armenia y Azerbaiyán para ayudar a las personas a hacer frente a la inseguridad, la pérdida de medios de subsistencia y la falta de oportunidades económicas.
