En la India, se ha conseguido reducir el número de matrimonios infantiles del 50 al 27 % en la última década. Mamta es una de las beneficiarias del programa de karate, que forma parte de una iniciativa más amplia para fomentar el empoderamiento de las mujeres a través de la autodefensa y la confianza; se trata de que tomen el control de sus decisiones. En la foto, Mamta y su amiga Vinita pasean por la aldea de Berhabad, en la localidad de Giridih, donde seis de cada diez menores se casan antes de cumplir los dieciocho.
Siraden Deju, una joven etíope de dieciocho años, fue obligada por su familia a abandonar sus estudios para trabajar en el campo. Pero la llegada de la lluvia ha provocado escasez en los últimos años y ahora se dedica a labores de preservación ambiental en su comunidad. Está casada pero todavía no ha empezado a vivir con su marido. A pesar de que el matrimonio infantil se considera ilegal, forma parte de las costumbres etíopes, entre las que se encuentran el matrimonio por rapto o el matrimonio forzoso. Aunque se ha observado un descenso del 20 % en la última década, un 40 % de las mujeres todavía se casan antes de cumplir los catorce.
Halima Mahamat Ibrahim es una joven chadiana de diecisiete años que fue repatriada desde Níger, donde tuvo que huir, ya casada y embarazada, debido a los ataques de Boko Haram. En abril de 2017, asistió por primera vez a la escuela en el campamento para refugiados de Daresalam. En Chad, tres de cada diez mujeres se casan antes de cumplir los quince años y cerca de siete de cada diez antes de los dieciocho. Este fenómeno se da tanto en los hogares pobres como en las familias adineradas porque los padres no saben qué hacer ante el fracaso del sistema educativo. Desde 2017, UNICEF proporciona recursos a las escuelas para fomentar la escolarización.
En Sierra Leona, el embarazo precoz y el matrimonio infantil son muy comunes como consecuencia de la pobreza y la falta de educación. A pesar del notable descenso de los últimos años, cerca del 13 % de las niñas se casa antes de cumplir quince y el 39 % antes de los dieciocho. En la fotografía, Amina Kamara, de quince años, hace la colada con su hijo Ali, de seis meses, cargado a la espalda en la aldea de Motonko, en el distrito de Moyamba.
En Líbano, la colaboración entre la ONG KAFA y UNICEF promueve encuentros para que las niñas refugiadas aprendan y discutan sobre cómo proteger a su comunidad del peligro, lo que incluye la violencia, el abuso sexual y el matrimonio infantil. Muchas de ellas han huido de sus hogares por la guerra y viven en asentamientos informales, donde tienen que enfrentarse a algunos de estos desafíos.
Habsatou tiene trece años y fue a la escuela hasta los once, cuando su madre decidió que tenía que abandonar sus estudios. Un día, un hombre, ya casado y con hijos, visitó a sus padres y les ofreció dinero para casarse con ella. Las protestas de la joven resultaron en vano. Níger se enfrenta a diversas crisis humanitarias y se prevé que las necesidades crezcan en los próximos años. Las cifras de matrimonio infantil resultan alarmantes: alrededor de tres cuartos de las niñas se casan antes de los dieciocho, lo que lo convierte en el primer país de la clasificación internacional.
Florence vive en la República Democrática del Congo y lo que siempre ha querido es estudiar. Cuando tenía tan solo trece años su madrastra la obligó a casarse, pero cuando ella se negó, la abandonó en el mercado. Ahora se encuentra en su último curso de educación primaria y el próximo año comenzará el instituto para poder cumplir su sueño: convertirse en una mujer de negocios.
Martha Bamsuma, una comadrona ghanesa, señala que los jóvenes llevan nueces Kola a la familia de la chica con la que quieren casarse. Si sus padres consienten, él entra a formar parte de la familia, y le entregará una serie de regalos antes de la boda. En este país, el matrimonio infantil está profundamente arraigado debido a la tradición y las normas discriminatorias. El 27 % de las niñas se casan antes de los dieciocho y el 6 % antes de cumplir quince. En las regiones del norte, el número asciende hasta un tercio.
En Bangladesh, el aumento del nivel del mar ha provocado la inundación de los campos de cultivo y los agricultores se ven obligados a abandonar sus tierras y dedicarse a la construcción. Nurul Haque, un agricultor cuya tierra se encuentra sumergida, dice que tendrá que sacar a su hija del colegio y “casarla”, porque ambos carecen de recursos financieros: “No quiero que se case, porque no es bueno para las chicas. Pero lo estoy considerando”.
