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Multitudinarias marchas reclamaron a los legisladores rechazar el aborto

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Presencias. Familias y organizaciones religiosas.

MILES DE PERSONAS SE CONGREGARON EN EL CONGRESO

En la ciudad de Buenos Aires, una enorme columna cruzó la Plaza de Mayo hasta el Congreso, donde hubo un claro mensaje hacia los legisladores que deberán votar si aprueban o rechazan la iniciativa el próximo 13 de junio. Apoyo de católicos y evangélicos.

Miles de personas marcharon desde Plaza de Mayo hasta el Congreso, impulsadas por las iglesias y familias, que se oponen al proyecto de despenalización del aborto que se tratará muy probablemente el 13 de junio.

Como ocurre en las misas, el final de la marcha en contra de que el aborto sea legalizado puso ayer a decenas de miles de manifestantes a repetir lo que uno de los oradores proclamaba desde el escenario, en la Plaza de los Dos Congresos. «Nosotros reunidos en esta plaza», se escuchó por los parlantes, y los manifestantes repitieron la fórmula.

Así, siguieron las dos partes: «Junto a millones de argentinos, creemos y defendemos la vida desde la concepción. Hoy somos la voz de los que no tienen voz, y pedimos a Dios, fuente de toda razón y justicia, que ilumine a nuestros legisladores. Cuidemos las dos vidas».

Ese fue el cierre, casi a las seis de la tarde. Pero antes, unas 50 mil personas -aunque los organizadores sostuvieron que hubo 350 mil- habían caminado desde Plaza de Mayo hasta el escenario, frente al Congreso. Llegaron familias con hijos en cochecitos, a caballito o de la mano, grupos de amigos de entre 20 y 30 años, parejas de alrededor de 70, adolescentes scouts vinculados a iglesias de distintos cultos, y, en gran cantidad, grupos de creyentes religiosos que se acercaron nucleados por la parroquia a la que asisten regularmente.

La marcha, organizada por las ONGs Marcha por la Vida y Más Vida, estuvo teñida sobre todo de celeste: es el color del pañuelo que identifica a quienes se oponen a que el Congreso apruebe el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, que se votaría el 13 de junio. Hubo banderas argentinas en las que el sol fue reemplazado por un feto y carteles en los que se leía «Salvemos las dos vidas», «Nadie menos» y «Legal o ilegal el aborto mata igual». También adhirió la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera).

Desfiló también el muñeco de 5 metros de alto que emula a un feto de 14 semanas, bautizado en la marcha del 25 de marzo «Alma». «Lo traemos desde City Bell, lo armamos en la asociación civil Elegimos la vida. Tardamos casi dos horas en traerlo», contó Enrique Foresi, de esa organización. Alrededor del muñeco, se cantaba: «Se siente / se siente / la voz del inocente».

«Cuidemos las dos vidas», frase que identifica a las personalidades que se han manifestado públicamente como «pro-vida», fue también eje del discurso que pronunció desde el escenario Amalia Granata en representación de ese colectivo. «Dicen que no hay vida. Quieren deshumanizar al bebé. Cosificarlo», dijo Granata, y agregó: «Como ser humano tiene derechos humanos y el primer derecho humano es el derecho a la vida».

Alejandro Geyer, titular de Marcha por la Vida, dijo: «Marchamos porque consideramos que el niño por nacer es un ser humano inocente e indefenso, con derechos desde el mismo momento de la concepción». Raúl Magnasco, al frente de Más Vida, reflexionó en diálogo con Clarín: «Estamos muy alegres por toda la gente que se manifestó muy en paz en todo el país». Según los organizadores, además de la marcha al Congreso, hubo 270 manifestaciones en otras ciudades.

Un micro de dos pisos circuló con manifestantes por Avenida de Mayo: lo cubrían banners de Marcha por la Vida. Es una de las unidades de Buenos Aires Bus, que usa la Ciudad para sus recorridos turísticos. «Está en juego la vida o la muerte. Todos los derechos deben fundarse en que se cumpla el derecho a la vida», dijo Mario, una de las 70 personas que llegaron en micro desde la Parroquia Visitación de la Virgen María de Gorina, cerca de La Plata. Alicia, que caminó a su lado, contó: «La arquidiócesis nos puso el transporte». A pocos metros, Carina, de San Justo, se bajaba de uno de los cerca de 30 colectivos escolares que estacionaron cerca de la marcha: «Veo la necesidad de que cada vez seamos más en la calle. Dejamos la comodidad de casa y salimos para visibilizarnos».