Declaración final del Congreso por la Vida y la Familia en Uruguay, una defensa de la familia y la verdadera tolerancia; y una denuncia a los mensajes de odio y el totalitarismo ideológico.
Ha finalizado el Congreso Regional Sudamericano por la Vida y la Familia celebrado en Punta del Este, Uruguay, los días 22, 23 y 24 de noviembre de 2018.
Los congregados han emitido un comunicado final, que han denominado “Declaración de Punta del Este”, en la que primeramente afirman que “la pluralidad de voces y expresiones, por más disímiles que sean, deben escucharse en un ambiente de respeto, tolerancia y bajo el contexto del pluralismo democrático, por lo que expresamos nuestro más enérgico repudio a los actos de violencia e intimidación realizados por activistas de la ideología de género contra la Iglesia Misión Vida para las Naciones y Asociación Cristiana Uruguaya de Profesionales de la Salud (ACUPS)”.
Lamentan que estos “mensajes de odio estén enmarcados en la actuación de autoridades que en ejercicio de sus funciones, y amparados en ellas, pretenden imponer una voz única no sólo a ciudadanos uruguayos, sino a extranjeros invitados al Congreso”.
De la misma forma, expresan su “sorpresa” ante lo que entienden como “renuncia al Estado laico” por parte de los funcionarios de la República Oriental del Uruguay “al criminalizar un evento antes de que se efectuara, y luego la adjetivización como “plaga” a un sector de la población en lo que consideramos una regresión democrática” en alusión a las recientes manifestaciones de la Ministra de Educación y Cultura de Uruguay.
Muestran, por su parte, la decisión de no responder esta “violencia, intolerancia y avasallamiento de derechos con iguales herramientas”.
Pero pese a toda esta situación, continúan, no cesarán en su “defensa por la vida y la familia de conformidad con la realidad biológica, científica, social, antropológica y teológica. La familia ha sido, es y será la fuente social primigenia sobre la cual se modeló nuestra cultura y acervo latinoamericano”.
DEFENDER LA FAMILIA, ESENCIAL E IRRENUNCIABLE
Finalmente, el documento se centra en el eje de este encuentro, la familia, pese a las interferencias de intolerancia mencionadas antes. Por ello, afirma textualmente:
Las diferentes disciplinas que abordan el estudio de la familia concuerdan que ella es esencial en cualquier etapa de la vida de una persona. En su seno, las personas desarrollan sus primeras instancias de sociabilización, logran protección, afecto, amor, y ayuda para su pleno desarrollo. La familia constituye, sin lugar a dudas, el principal factor de incidencia en la formación de la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes. Desde nuestra perspectiva cristiana, la familia es de suma importancia. Es la primera institución social y con el correr del tiempo se convirtió en la base que dio origen a pueblos, ciudades y nuestras actuales naciones.
Así mismo, la dignidad y el derecho a la vida de cada persona constituyen un derecho natural, originario, primario, absoluto y universal. Por ello, deben ser protegidos por las leyes y constituciones de los distintos países de Iberoamérica, así como también a través de los tratados internacionales. El ordenamiento jurídico, no crea estos derechos; ellos existen aún antes de la existencia del derecho mismo.
MÁS ALLÁ DEL CONGRESO, UNA LABOR GLOBAL
El Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia aplica las ventajas de la globalización como instrumento para acrecentar su influencia como movimiento multinacional especializado en la defensa de los valores de la vida y la familia.
Su participación en las asambleas generales de la OEA en 2017 y 2018 les permitieron dar a conocer su defensa en favor “de nuestros pueblos amenazados por propuestas extremas de grupos intolerantes”.
Con este fin, informan a la conclusión del Congreso, seguirán trabajando en las naciones de América Latina, apoyando e incentivando acciones concretas que permitan la materialización de programas políticos, educativos y de desarrollo en defensa de la niñez y la vida.
Esta labor va unida, añaden, a no ceder en su libertad de conciencia, de expresión y la libertad religiosa “como derechos humanos fundamentales, absolutos, intrínsecos de la naturaleza humana; lucharemos por ellos aún a costa de nuestra propia vida y como herencia para nuestras generaciones”.
FRATERNIDAD DE PARLAMENTARIOS EVANGÉLICOS
En el mismo encuentro, la Fraternidad de Parlamentarios evangélicos hizo pública la declaración siguiente:
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