La Legislatura de Luisiana aprobó el proyecto de ley antiaborto el pasado miércoles 29 de mayo. Luisiana se unió así a los estados de EE.UU. que aprobaron en las últimas semanas leyes antiaborto, como Alabama, Georgia y Misuri.
En el caso de Luisiana, el proyecto de ley prohíbe el aborto después de que se detecte el latido del feto, algo que ocurre normalmente tras las primeras seis semanas de embarazo, cuando muchas mujeres aún no saben que lo están. Después de su aprobación en el Legislativo, John Bel Edwards, gobernador de Luisiana, dijo que estaba preparado para ratificar la ley y afirmó ser «provida para toda la vida».
“Cuando tienes una creencia sincera, defiendes esa creencia. Eso significa que entiendes que un único enfoque para la legislatura no funciona», dijo a The Washington Post una de las precursoras de la normativa, la demócrata Katrina Jackson. 79 legisladores votaron a favor del proyecto de ley y 23 votaron en contra.
Los esfuerzos de Alabama —con la ley más restrictiva del país recién aprobada— Arkansas, Kentucky, Iowa, Dakota del Norte, Georgia, Mississippi, Ohio, y ahora Luisiana, están dirigidos a desafiar la sentencia emitida por el Tribunal Supremo en 1973, conocida como Roe vs. Wade, caso histórico que estableció el derecho de una mujer a interrumpir su embarazo.
Los legisladores buscan llevar de nuevo el tema del aborto ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos, donde los jueces provida tienen mayoría desde la incorporación de Brett Kavanaugh, nombrado por el presidente Donald Trump. Trump, además, ha retirado la financiación pública a las clínicas de planificación familiar que ofrecen abortos, una medida dirigida sobre todo a Planned Parenthood.
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