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El tren médico que recorre Ucrania

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350 pacientes y 78 niños huérfanos han sido evacuados desde el este al oeste del país en nuestros ferrocarriles medicalizados.

“El silencio de un viaje en coche a primera hora de la mañana en Ucrania se rompe con el sonido de un teléfono móvil. «Tengo que atender esta llamada, ¿puedo parar un segundo?», me pregunta Sasha, uno de nuestros conductores.

Asiento así con la cabeza, como si dijera que no hay problema, cuando en realidad me estoy preguntando si no sería mejor poner el altavoz.

El coche se detiene frente a una casa de campo. Mientras veo pasar un par de gallinas, oigo la voz de Sasha: “Mamá, mamá, mamá”. En el otro extremo de la línea solo se oyen algunas palabras, imposibles de descifrar. La llamada se corta después de ni siquiera 30 segundos. Con expresión perdida, Sasha se disculpa y explica que ha tenido que atender la llamada para recibir noticias de su madre, que sigue atrapada en Mariúpol. No puede añadir nada más.

Apoyo mi mano sobre su hombro para expresar mi solidaridad, sintiéndome una vez más diminuto e impotente ante el drama que vive el pueblo ucraniano.

La tragedia de Mariúpol también marcó el inicio de mi misión en Ucrania con Médicos Sin Fronteras, que comenzó con el proyecto del tren-clínica para trasladar a los heridos desde la línea del frente en el este hasta el oeste del país. Uno de los primeros pacientes fue una mujer de unos 40 años, herida en el rostro por una explosión en Mariúpol.

Quiero volver a ser guapa. Por mi marido. Por mis hijos«, dice. Perdió su ojo derecho. Hoy se encuentra en un hospital de Leópolis y, mientras el tren va y viene por Ucrania, se mantiene en contacto con quienes la atendieron en el vagón número 2. «Hoy me operan de nuevo», le escribe por WhatsApp a Natalya, una doctora ucraniana que continúa siguiendo su caso como si aún fuera su paciente. «En cuanto pueda, la visitaré en el hospital», me dice.

El empleo de la red ferroviaria ha sido una forma creativa de adaptarse a esta guerra. La necesidad es dramáticamente clara: los hospitales de las zonas más afectados por el conflicto están saturados, por lo que hay que trasladar a los pacientes en estado grave a otros centros para paliar la sobrecarga. Pero también se trata de proporcionar tranquilidad a estos pacientes y a sus familias. Un paciente ha descrito el tren como un lugar «amable y lleno de humanidad».

Tercer tren medicalizado de MSF, 6 y 7 de abril - 40 pacientes evacuados en tren desde Kramatorsk.
© MSF

Algunos bajan del tren en camillas, otros en sillas de ruedas, otros con muletas. En sus cuerpos están las heridas causadas por las explosiones o el derrumbe de edificios. A través de la ventana han visto todo un país y el drama que lo está golpeando. Pero los niños no miran hacia al exterior. Aunque son muy pequeños, están familiarizados con la tragedia y parecen querer dejarla atrás, al menos durante el tiempo que dure el viaje. Sus cuidadores se afanan en tener juguetes y peluches en los vagones en los que duermen los pequeños para que les resulten acogedores.

Las vías representan un nuevo comienzo; la estación es un punto de llegada, pero sobre todo de partida para un nuevo capítulo de la vida. Vuelven a salir de los vagones con sus escasas pertenencias personales, cogidas rápidamente y transportadas en grandes bolsas de plástico. Con cuidado, como si fueran copas de cristal, se suben en autobuses o ambulancias.

Es fácil reconocer a quienes todavía tienen el recuerdo reciente de la brutalidad de la guerra: son los heridos del ataque a la estación de Kramatorsk. Entre ellos hay una mujer de 44 años con dos hijos, ambos heridos en la explosión y ahora a la espera de varias intervenciones quirúrgicas. Nunca, nunca había salido de Kramatorsk en su vida, pero ese día decidió huir para proteger a sus hijos. La guerra, sin embargo, fue más rápida.

Un niño se sube al tren acompañado de su familia. Sufre con fracturas abiertas en las piernas. «Quiero volver a caminar», le dice al personal médico. «Solo por haber escapado del asedio de Mariúpol este niño debe ser trasladado. Debe sobrevivir”, nos dicen los médicos.

El quinto tren medicalizado de MSF llegó a Leópolis el 12 de abril.
© Avril Benoit/MSF

En las 20 horas que dura viaje su estado no ha empeora. Tras ser estabilizado en un hospital del oeste del Ucrania llegado la buena noticia: es trasladado a Alemania donde podrá someterse a cirugía reconstructiva.

A pesar del atroz ataque a la estación de Kramatorsk, los operarios del tren no dudaron ni un momento y la máquina reanudó su marcha hacia los heridos de guerra, pero también hacia aquellos que no pueden escapar ni protegerse del conflicto.

Además de los heridos de Mariúpol, 78 niños y niñas huérfanos, el más pequeño de solo dos meses, y mayores hospitalizados o en residencias también han encontraron seguridad en nuestros vagones. Personas extremadamente vulnerables, algunas con alzhéimer, que cuando suenan las sirenas o en caso de bombardeo no tienen ninguna posibilidad de entrar en un refugio, y mucho menos de acudir a un hospital.

También hay quienes, por desgracia, en este momento no pueden hacer frente a lo que supone una evacuación médica. Esta es la historia de un niño de 3 años con heridas abdominales muy graves causadas por una explosión y que se encuentra en cuidados intensivos. Su madre no quería afrontar el traslado porque estaba convencida de que no sobreviviría al viaje.

Cuando una madre te dice algo así, nunca se equivoca», explica Joanne Liu, pediatra y ex presidenta internacional de Médicos Sin Fronteras. El traslado del pequeño solo se ha pospuesto, en cuanto pueda afrontar un viaje de 20 horas, iremos a por él.

Un segundo tren más medicalizado

El pasado 26 de abril, un segundo tren de Médicos Sin Fronteras (MSF), más medicalizado, completó su primer viaje. Trasladó  26 pacientes de Zaporiyia y Dnipró a hospitales de Ivano-Frankivsk y Leópolis. La mayoría necesitaban cuidados postoperatorios tras sufrir graves lesiones por traumas.

Este segundo tren también se pone en marcha en colaboración con el Ministerio de Salud y los Ferrocarriles Nacionales de Ucrania. MSF equipa y dota de personal a este nuevo tren de ocho vagones que tiene capacidad para transportar a 36 pacientes. Incluye un vagón Unidad de Cuidados Intensivos con cinco camas. El nuevo tren cuenta con un vagón específico para proporcionar oxígeno y puede generar su propia electricidad para los dispositivos médicos para controlar las constantes de los pacientes.

Desde que MSF y sus socios pusieron en marcha las evacuaciones médicas por tren, han sido trasladados unos 350 pacientes y 78 niños y niñas huérfanos desde el este de Ucrania al oeste del país. «Se trata de un proyecto nuevo y bastante avanzado técnicamente, nunca antes realizado por MSF ni por las autoridades de Ucrania», destaca Marie Burton, coordinadora del tren medicalizado de MSF.