Nuestro compañero y médico sudanés el Dr. Mohamad Basir confiesa que “nunca había visto nada parecido al sufrimiento que ahora padece a diario la gente de mi país”. “Este conflicto es devastador. Más de siete millones de personas están desplazadas, la gente ha huido de la violencia, y muchos se encuentran casi en la indigencia en campos informales”, antes de subrayar que le atormenta constantemente cómo cumplir con su deber sin recursos y personal suficientes.
Por el Dr. Mohamad Bashir, coordinador médico adjunto de MSF en Sudán:
«Antes del 15 de abril del año pasado, nunca imaginé que me encontraría en Jartum, la capital de nuestro país, trabajando en una zona de conflicto.
Soy médico sudanés y llevo varios años trabajando con MSF. Pero nunca había visto nada parecido al sufrimiento que ahora padece a diario la gente de mi país. Este conflicto es devastador. Más de siete millones de personas están desplazadas por este conflicto en Sudán y los países vecinos, la gente ha huido de la violencia, y muchos se encuentran casi en la indigencia en campos informales.
Como a tantos otros, el conflicto no nos ha perdonado ni a mí ni a mis seres queridos.
Colapso
Sudán lleva mucho tiempo luchando con un sistema sanitario frágil, y el conflicto actual lo ha derrumbado. En los últimos meses he estado apoyando a los equipos de MSF en dos hospitales del estado de Jartum y en otro del campo de refugiados de Um Rakuba, en el este. Cuando la gente piensa en necesidades médicas en un conflicto, suele pensar en heridos por bombas o balas. Pero también he visto un número creciente de urgencias médicas causadas por complicaciones de enfermedades crónicas no tratadas. Personas que durante años han controlado con éxito la diabetes o el asma ahora no encuentran los medicamentos que necesitan para vivir.
La necesidad de atención a la maternidad también es sorprendente, sobre todo en el caso de las embarazadas que necesitan cesáreas o partos de urgencia. Por eso en Umdawnban, uno de los hospitales que he cubierto, nuestro equipo ha estado apoyando al equipo de maternidad, asistiendo en más de 1.500 partos desde el pasado julio. Pero en todo el país hay muchos servicios de maternidad que no funcionan con regularidad, lo que deja a las embarazadas que se enfrentan a complicaciones potencialmente mortales sin acceso a atención obstétrica de urgencia. Y allí donde hay servicios sanitarios, la calidad de la atención sigue siendo preocupante.
Se necesita más.
Como ciudadano y como médico, siento una profunda alarma cuando pienso en las crecientes necesidades sanitarias de mi patria. Algunas de ellas son anteriores al conflicto, pero todas se han visto agravadas por él. Sudán tiene un preocupante historial de brotes de sarampión y meningitis. Estas enfermedades altamente contagiosas pueden prevenirse mediante la vacunación, pero sin ella pueden ser mortales, especialmente en niños pequeños. Un hecho que pone a los niños especialmente en riesgo es la desnutrición, que deteriora el sistema inmunitario.
Con el colapso del sistema sanitario y cientos de miles de personas que han huido de la violencia, a menudo viviendo hacinadas en campamentos improvisados, los programas de vacunación a gran escala y el apoyo nutricional son más que cruciales: son un salvavidas en potencia.
Determinación
En Sudán, la mayoría de las áreas en las que MSF operamos siguen siendo zonas de combate activo. Esto hace que nuestro trabajo sea increíblemente difícil y peligroso, pero también nos hace más decididos.
La determinación que menciono aquí no se centra únicamente en MSF; la hago extensiva a las comunidades que se unen para apoyarse mutuamente. Por ejemplo, en el campo de Um Rakuba, en el este de Sudán, MSF prestamos atención humanitaria desesperada a miles de personas que viven en el campo de refugiados y sus alrededores. Cuando estalló el conflicto, no estaba claro si sería posible seguir prestando ayuda allí, pero con la determinación de un equipo básico, el servicio no ha dejado de funcionar. El año pasado realizamos 40.000 consultas médicas a refugiados y a la comunidad de acogida y ayudamos a 507 mujeres a dar a luz en condiciones seguras. Nuestra determinación es compartida: en Um Rakuba he visto de primera mano el importante papel que desempeñan los voluntarios locales y las comadronas comunitarias.
La determinación no basta…
Pero a veces la determinación no es suficiente. Mi juramento sagrado como médico es hacer todo lo posible por las personas que necesitan atención médica. Y en mi papel de coordinador médico adjunto de MSF, eso significa no solo tratar a pacientes individuales, sino también coordinar la atención a mayor escala, asegurándome de que el personal y los suministros estén donde más se necesitan.
Pero ¿cómo mantengo mi compromiso en una situación en la que los recursos y las manos que ayudan están impedidos y expuestos a peligros? Esta pregunta resuena en mis pensamientos tanto de día como de noche.
Ahora es una cuestión de vida o muerte que todas las partes de este conflicto reconozcan el único propósito de MSF: ofrecer atención médica gratuita a los más vulnerables. Necesitamos acceso y salvaguarda para nuestros equipos y suministros tanto como para los pacientes, no mañana, sino ahora. Las vidas que nos esforzamos por salvar dependen de ello.
Una parte de mí
Mi trabajo en Sudán, mi país, no es solo un trabajo; es parte de mi humanidad. Y mi deber ético es que yo, al igual que mis colegas de MSF, hagamos todo lo posible por aliviar el sufrimiento ante el conflicto.
Y sigo dedicado a esta causa».
Fuente: Medicos Sin Fronteras