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Un recurso que genera prosperidad y es decisivo para la estabilidad y la paz

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Cada 22 de marzo desde 1993 la ONU conmemora el Día Mundial del Agua para promover su importancia y concienciar sobre los más de 2.200 millones de personas en el mundo que carecen de este valioso recurso. En un mundo en el que más de 3.000 millones de personas dependen de agua que atraviesa las fronteras de los países donde viven y en el que proliferan los conflictos, el lema escogido este año para la conmemoración de este día es ‘Agua para la paz’.

Más de 2.200 millones de personas en el mundo carecen de agua potable y 115 millones beben aguas superficiales. Aproximadamente la mitad de la población mundial sufre una grave escasez de agua al menos durante una parte del año. Además, casi mil menores de cinco años mueren cada día en algún lugar del planeta por enfermedades relacionadas con el consumo de agua en mal estado y que en su mayoría se evitarían con una buena política y gestión del agua que no existe. De continuar así, la previsión es que en pocos años dos tercios de la población mundial vivirá en países con escasez de agua.

Una de las cosas que aprendimos durante la pandemia fue que el agua es fundamental para frenar los contagios y salvar vidas, igual que con otras muchas enfermedades infecciosas. Sin embargo, más de 263 millones de personas, principalmente mujeres y niñas, siguen teniendo que andar al menos 30 minutos para conseguir agua limpia.

Tres de cada 10 personas en el mundo no tienen agua potable en sus hogares, y es que el agua, cuando escasea, está contaminada o su acceso es desigual también aumenta las tensiones y los conflictos entre comunidades y países. Por eso, la conmemoración de este día también pretende recordar la importancia del cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible, porque antes de que termine la década, más de 700 millones de personas podrían verse desplazadas de sus hogares por la falta de agua.

Sin agua no hay cosechas, muere el ganado y la población tiene que abandonar sus hogares 

“La sequía de los últimos años, unida a las plagas de langosta está complicando mucho la situación. Cada vez la población tiene que desplazarse más lejos para encontrar agua y los animales se mueren. Es un círculo vicioso porque las cosechas no producen, no hay leche para los bebés y la población pierde su medio de subsistencia”, aseguran los misioneros salesianos desde el norte de Kenia. 

El calentamiento global, la deforestación, la desertificación, la contaminación de los recursos hídricos, el crecimiento demográfico y los efectos adversos de los conflictos belicos  en el suministro del agua son algunas de las causas que contribuyen a dibujar un panorama crítico para las próximas décadas. Los ciclos de sequía y también los episodios de lluvias torrenciales y desastres naturales que tienen que ver con el agua cada vez son más habituales.

En la actualidad, la jornada escolar de una niña europea es igual al tiempo que invierte una menor en llevar agua a su familia en muchos lugares de África, América y Asia. Por eso, ante esta situación, los misioneros salesianos estamos comprometidos con mejorar el acceso a este bien fundamental para la vida.

Proyectos de desarrollo en 13 países de tres continentes para mejorar el acceso al agua potable

En los últimos tres años desde Misiones Salesianas hemos desarrollado 18 proyectos relacionados con el agua en 13 países de tres continentes con una inversión total de 350.000 euros. En Burundi, Guinea Ecuatorial, Mozambique, Togo, Etiopía, Chad, Sudán del Sur, Congo Brazaville, Namibia, Tanzania, Vietnam, Haití y Venezuela, muchas personas han mejorado sus condiciones de vida, de salud y de higiene con proyectos relacionados con la perforación de pozos, acceso al agua potable con la instalación de sistemas de tuberías, tratamiento de aguas y construcción de saneamientos. Casi 300.000 personas han visto cómo su futuro ha cambiado con estas iniciativas que, con inversiones no muy grandes, consiguen salvar muchas vidas.

Fuente: Misiones Salesianas