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Después de Aceptar a Cristo, Quemaron mi Casa»

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Tres días después de aceptar a Cristo, quemaron mi casa»

Las Islas Comoras pasan ampliamente desapercibidas en la actualidad internacional. Pero existen, y no es un lugar fácil para decidir seguir a Cristo, más aún si vienes de un trasfondo musulmán. Titus* perdió todo lo que tenía solo tres días después de tomar la decisión más importante de su vida.

En las islas de Comoras, dominadas por el islam, donde el evangelismo es ilegal, es muy difícil para los habitantes del lugar escuchar el evangelio. Sin embargo, un creyente de trasfondo musulmán llamado Titus* nos explica cómo la obediencia de sus amigos cristianos según la instrucción de 1ª Pedro 2:12 que dice “Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” le ayudó a conducir su vida a Cristo. Así lo cuenta él:

Vengo de una familia musulmana devota. Mi trayectoria hacia Cristo me tomó un poco más de tres años y medio. Todo comenzó después de que me percaté que me agradaba pensar en Cristo. ¡Era bastante extraño! Las cosas cambiaron aún más cuando mi madre me llevó con un brujo musulmán. Había estado tratando de irme al extranjero por un tiempo, pero todas las oraciones a Alá habían fracasado. El curandero musulmán prometió arreglar esto. Hizo algunos cantos y me dijo que cerrara los ojos y le dijera lo que veía. Cerré los ojos, pero no vi nada. Así continuó durante un tiempo, por lo que al final solo mentí y dije, “Sí, veo una mariposa volando”. Él estaba tan emocionado que me dijo, “tú serás un gran hombre. ¡Volarás lejos como la mariposa!”. Salí de ese lugar sabiendo que nunca más volvería a confiar en un curandero.

Pero el cambio más radical vino a través de dos de mis amigos, Ahmed* y Abdulla*. Ellos eran diferentes a otras personas de mi alrededor. Eran generosos y siempre mostraban una gran hospitalidad. Nunca mentían. La gente me advertía que me alejara de ellos porque eran cristianos, pero yo los ignoré.

Al principio no les pregunté si los rumores eran ciertos, pero al final me quedé tan desconcertado por la persecución que vivían que decidí preguntarles. Sin ninguna duda ni temor admitieron que eran cristianos. Decidí que quería aprender más, pues ellos me pintaban una imagen maravillosa del cristianismo. Amaban a Jesús y querían seguir todos Sus mandamientos.

Tenía muchas preguntas y ellos, pacientemente, respondieron a todas ellas. También me hablaron de la creación, de la caída, de la cruz y del cielo. Cuanto más escuchaba, más me adentraba en una crisis. Estos buenos amigos me dijeron que Dios tenía un Hijo, a pesar de que el islam enseña que Dios jamás podría tener uno. Por un lado estaba Dios y Jesús y por el otro estaba Alá y Mahoma. “¿Cuál era el camino correcto?”, pensé durante muchos días. Pero al final llegué a estar seguro de que Jesús era el camino correcto y decidí seguirlo.

Apenas tres días después de que decidí seguir a Cristo, mi casa fue quemada. Solo pude rescatar mi ordenador portátil. Todo lo que tenía era la ropa que llevaba. Sentí que esto era una prueba de mi fe en Cristo, pero resultó ser un fortalecimiento de mi fe. Ahmed y Abdulla fueron los únicos que me ayudaron. Me dieron ropa, refugio, comida y dinero, y me ayudaron a levantarme una vez más. Esto reforzó aún más mi decisión de seguir a Cristo porque Él me mostró su verdadero carácter a través de mis amigos.

Por ahora, los miembros de mi familia no saben sobre mi fe. Quiero crecer un poco más antes de revelarlo. Mientras tanto, mi deseo es conocer la Biblia lo más profundamente posible para que yo también pueda vivir la clase de vida que he observado en mis dos hermanos espirituales, que hacen todo, ya sea orando o sirviendo, con todo su corazón. Así como sus vidas me llevaron a Cristo, yo quiero llevar a otros a Cristo.

Ayúdanos a permitir que hermanos como Titus puedan crecer en la fe a pesar de la persecución. Sé parte de la respuesta