Tanzania es uno de los lugares más hermosos y ricos en vida salvaje y lo es más todavía por la belleza de sus gentes y sus historias. En la zona de Mafinga, los misioneros salesianos vieron la necesidad de abrir un hogar para niños y niñas huérfanos que habían perdido a sus padres y familiares por el SIDA, la segunda causa de muerte del país.
Leah encontró una familia con los Salesianos y gracias a la educación y a sus ganas de seguir adelante ahora está cambiando su futuro.
Uno de los misioneros salesianos de la zona conoció a Leah y la llevó al hogar de acogida. Leah resultó ser una excelente alumna que terminó la escuela. Pasaron los años y Leah ahora ya no es una niña, es una señorita que está en la universidad y quiere ser profesora. Dentro de poco podrá dedicarse a lo que más quiere: ser maestra de niños huérfanos para que también tengan la oportunidad de cambiar su futuro como lo cambio ella.
Desde 1980, en la casa de acogida de Mafinga, junto a la parroquia, hay alrededor de 500 niños y niñas que no tienen familia. Menores huérfanos, como Leah, hija de humildes labradores y con dos hermanos y una hermana. Cuando tenía 5 años falleció su padre y en 2003, cuando comenzó a estudiar, también murió su madre.
