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Mujeres como Larasati mantienen a la Iglesia perseguida en pie

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Día Internacional de la Mujer (8 de marzo)

Fue a principios de enero de 2015 que Larasati*, coordinadora de una “casa iglesia” en un pueblo remoto de la provincia de Java Oriental, fue llamada por las autoridades locales. Cuando llegó junto a un miembro de su iglesia vio que los líderes religiosos islámicos de la zona estaban también presentes. Presionaron a Larasati con muchas preguntas a las que apenas podía contestar. Finalmente, la acusaron a ella y a su “casa iglesia” por proselitismo ilegal al distribuir alimentos y artículos de primera necesidad, orar por la gente y pagar los gastos de la escuela. Entonces, prohibieron todas sus actividades solidarias y amenazaron de muerte a Larasati. También amenazaron con quemar la casa del miembro de la iglesia que la acompañaba.

Durante ese tiempo también tuvo que cuidar de su marido, que estaba sufriendo de un tumor. No fue fácil repartir su atención y tiempo entre todos los problemas que le venían a la vez. “Era mi cumpleaños, así que le pregunté a Dios: ‘Dios, ¿de verdad quieres darme estos regalos en mi cumpleaños?’ Le confesé a Dios que estaba cansada”, comparte.

Fue entonces que, de repente, recordó su llamado y la motivación por la que Dios la había enviado allí. Se dio cuenta de que Dios sabía los problemas a los que se enfrentaría. “Además, creo que Él me mantendrá fuerte porque mi rebaño me necesita”, dice. Fue el amor de Dios y el apoyo de su familia lo que la sacó adelante.

La “casa iglesia” paró todas las actividades durante dos semanas por miedo a las amenazas y las intimidaciones. Antes del incidente, Larasati y su marido visitaban a cada familia de la iglesia en sus hogares, pero esta vez, fue sola. Sabía que los musulmanes locales la vigilaban. Habían amenazado con cogerla por la fuerza en algún lugar de la carretera y matarla. Necesitaba cambiar su apariencia, su ‘look’ arreglado y limpio. Así que decidió llevar camisetas sucias y andrajosas, pantalones cortos, un sombrero y zapatillas de casa. Gracias a Dios, funcionó. ¡No la vieron!

Viajó a través de un terreno difícil de atravesar. La “casa iglesia” está situada en un lugar remoto, a alrededor de 20 kilómetros hacia las montañas desde la casa de Larasati. La mayoría de los miembros viven en las colinas o valles que rodean las plantaciones de café. La carretera es rocosa, pero cuando llueve se vuelve embarrada y escurridiza. Los hogares de los miembros se extienden alrededor de una gran área, así que Larasati tiene que escalar caminos escarpados para acortar la distancia.

Algo más tarde, Puertas Abiertas organizó un seminario de defensa pública y legal para abordar temas actuales y dar a conocer las leyes de Indonesia sobre la libertad religiosa. Equipados con un nuevo conocimiento de que la ley permite a cada ciudadano el derecho de adorar según su propia religión, Larasati animó a su rebaño a volver a juntarse y no tener temor de adorar a Dios. Ella les animó a rendir todos sus miedos a Dios.

Hoy, Larasati y su marido continúan ministrando a estos miembros. Además, comparten con valor el mensaje del evangelio con los habitantes del pueblo. Caminan juntos a través de colinas y valles, y ven un futuro brillante para su “casa iglesia”. En palabras de Larasati: “Ahora sé que la situación fue permitida para purificar la fe del rebaño. Sin adversidades, los cristianos vivirían una vida relajada y no harían diferencia entre ellos y el mundo”.

*Nombre cambiado por motivos de seguridad