Durante cuatro días, más de medio centenar de menores huérfanos por el ébola de los más de 200 que atendieron los Salesianos durante la epidemia participó en un encuentro en el centro educativo de Lungi, en el que vivieron durante 9 meses, para compartir sus experiencias e inquietudes en estos meses y seguir preparándose para el futuro con el apoyo de los educadores, trabajadores sociales y los salesianos.
Medio centenar de menores que perdió a sus padres y madres, y en algunos casos también a sus hermanos por la epidemia de ébola que afectó a Sierra Leona hace dos años, volvió a reunirse semanas atrás en la obra salesiana de Lungi, en Freetown. En esas instalaciones, un colegio que fue adaptado para acogerlos, vivieron durante 9 meses.
El compromiso de los Salesianos cuando aceptaron el encargo del gobierno de Sierra Leona de hacerse cargo de estos menores fue, además de permanecer en el país,acompañarlos hasta la mayoría de edad. Las autoridades del país africano, sin embargo, se comprometieron por tres años con el programa y el plazo finaliza el año que viene, por lo que los misioneros salesianos ya están pensando en cómo conseguir recursos para seguir ayudando a los menores y a sus familias.
En este encuentro periódico compartieron experiencias de su reunificación con sus familias extendidas y de acogida y siguieron preparándose para el futuro con la ayuda de los educadores y de los Salesianos.
Procedentes de todas las provincias del país, la mayoría se muestra contento con su nueva vida y todos continúan con sus estudios. Todos los meses los trabajadores sociales les llevan comida y cada tres meses reciben ropa nueva.
“Hay, sin embargo, casos en los que siguen sufriendo la estigmatización de haber sufrido el ébola y no son tratados igual que el resto de hijos de la familia extendida con la que conviven o son rechazados por la comunidad en la aldea en que viven”, comenta el misionero salesiano Jorge Crisafulli, director de Don Bosco Fambul.
Los dos primeros días del encuentro los menores estuvieron solos y se reunieron por grupos: las chicas mayores por un lado y por otro los chicos mayores y los menores de 13 años. Al comprobar que algunos de ellos tienen que recorrer grandes distancias para ir a la escuela se ha decidido comprar 150 bicicletas de segunda mano para que puedan estudiar.
En los dos últimos días del encuentro también participaron los miembros de las familiasextendidas y los educadores sociales y todos juntos realizaron tres talleres: uno sobre cómo solucionar conflictos familiares; otro sobre cómo gestionar los enfados y disgustos personales y, por último, uno para planear y afrontar el futuro.
AYUDA PARA LOS ESTUDIOS
FAMILIAS REINTEGRADAS DE HASTA SIETE MIEMBROS
El último día también quedó patente la preocupación de los menores y de sus familias por el futuro del programa post-ebola de ayuda de los Salesianos, al ser la única institución en el país que acogió a los menores durante tanto tiempo, les proporcionó educación y también realiza un seguimiento mensual a todas las familias extendidas tras la reunificación.
La ayuda del Gobierno a Don Bosco Fambul finaliza en 2018 y muchos menores desean seguir estudiando. Ante esta situación, los misioneros salesianosplantean varias líneas de actuación siempre comprometidos con la ayuda a los menores y a sus familias, aunque también tienen que estudiar de dónde sacar esos fondos. “La providencia nunca nos defrauda ni nos abandona”, repite siempre Jorge Crisafulli.
A los menores los ayudarán con un sistema de becas para que puedan seguir estudiando hasta llegar a la Universidad y a sus familias les apoyarán con algunas actividades generadoras de ingresos, como la entrega de más semillas para trabajar en el campo o el asesoramiento e incentivospara poner en marcha pequeños negocios.
